Hay que reconocer que nombrar para dirigir el Ministerio de Defensa a una persona cuyo nombre es el de una flor y su apellido el de unos árboles, es un gran acierto del presidente Sánchez y con una fácil asociación de ideas uno recuerda la portuguesa revolución de los claveles, cuando los militares colocaron flores rojas en las bocachas de sus fusiles en son de paz.

Para demostrar su carácter ecologista, poco tiempo después de ser designada ministra doña Margarita se prestó encantada a que la fotografiasen en la terraza de su despacho del Ministerio, regadera en mano, hisopeando unas lindas macetitas.

Pero como el mundo está lleno de gentes malas que solo quieren afrentar a este gobierno, les faltó tiempo a algunos periodistas y a otros pérfidos fachendosos para afearle que las plantas fueran de interior y que las macetas dispusieran de riego incorporado. Y es que hay sujetos (y sujetas) tan detestables que hasta se permitieron preguntar si la señora ministra no tenía asuntos más importantes que resolver a la hora de estar en el tajo. Hay, incluso, asómbrense, quien piensa que hay mucho de postureo y de fotitos en este gobierno.

El pasado 7 de septiembre visitó ella una base militar y se mostró dolorosamente sorprendida por el hecho de que las condiciones de vida en los alojamientos no fueran las más adecuadas, comprometiéndose a hacer un esfuerzo para acabar con esta situación, además de a iniciar experiencias construyendo algunas guarderías como parte de un plan piloto para llenar todas las bases militares de éstas últimas -no sé porqué pienso que estos kindergarten tienen más futuro-.

Supongo que la señora Robles sabe lo que todos sabemos, que España es uno de los países europeos y de la OTAN que dispone de menor presupuesto de defensa en porcentaje de su PIB. Siendo como es una persona inteligente, conocerá el hecho de que las capacidades operativas de nuestras Fuerzas Armadas están bajo mínimos y que han sufrido tantos recortes que no se puede permitir un mayor deterioro. También será consciente de que el anterior gobierno se había comprometido a aumentar el presupuesto de su Ministerio hasta el 2% de nuestro PIB y que una de las primeras cosas que hizo su gabinete fue decir que nones y que ni un durito.

Los famosos, traídos y llevados recortes del gobierno de Rajoy, unidos a otros que ya vienen de muy lejos, afectaron muy directamente a las Fuerzas Armadas, recortes que siempre pasan inadvertidos porque ésta es una institución que admite todo sin la más mínima queja y sin hacer reclamaciones a voz en grito como hicieron tantos (y tantas), con razón o sin ella, pero que es algo vedado por ley a los ejércitos -y así les va- y además oyendo como muchos partidos políticos -entre ellos el de la señora Robles- seguían con la matraca de manifestar constantemente sus pacifistas deseos de disminuir el gasto militar, con lo que eso mola.

Lo que los partidos parecen ignorar es que en el presupuesto de Defensa están incluidos todos los gastos, sí todos, no solo la adquisición de sistemas de armas que, como ya hemos advertido, está ya muy por debajo de lo que las reales necesidades estratégicas y logísticas demandan y que, por mucho que les importe un bledo a tantos parlamentarios y supuestos padres de la patria, ya no se pueden disminuir salvo que obviemos los mínimos parámetros de seguridad en el contexto internacional que, por otra parte ya hace tiempo que fueron obviados.

De lo que no estoy tan seguro es de que la señora ministra sepa que, además de los medios para nutrir lo que se conoce como La Fuerza, el presupuesto de Defensa incluye desde el mantenimiento de las instalaciones en condiciones dignas para que la calidad de vida sea la adecuada, hasta la periódica renovación de vehículos en tiempo oportuno cuya no adecuación ha provocado en ocasiones accidentes fatales y hasta los emolumentos de los profesionales o, por supuesto, incluiría las ansiadas e hipotéticas guarderías.

No es una, son muchas las instalaciones en las que habrá de hacerse el esfuerzo que pide doña Margarita y serán muchas las guarderías que se necesiten, así que no es cuestión de apartar unos eurillos para hacer unos arreglitos, no, porque el abandono viene de muy lejos y mucho me temo que con los actuales presupuestos no le van a salir las cuentas, así que...¿en qué quedarán las manifestaciones de la señora Robles?

A mi esto me recuerda el numerito que montó el gran maestre de la demagogia, un ministro de Defensa del gobierno de Zapatero que responde al nombre de José Bono, el ministro que se autocondecoró tras la “oximorónica” exitosa retirada de Iraq y el que se esforzó en presentarnos como accidente el más que probable derribo de un helicóptero militar, también en Iraq, en 2.005, con el resultado de 17 muertos porque lo contrario sería admitir su envío a una zona en la que existía un conflicto bélico. Cuando don José llegó a este mismo puesto puso el grito en el cielo por lo que él consideró unos muy bajos sueldos de los miembros de las FFAA. Se reunió con suboficiales para mostrarles su espanto, expresó su sorpresa por el hecho de que un capitán de navío y comandante de un enorme y majestuoso portaaeronaves percibiese tan solo, en aquel momento, algo más de 2.000 euros netos al mes. Repitió y repitió que esto lo iba a arreglar él porque no había derecho, que les iba a subir de modo gradual los sueldos hasta situarlos en parámetros aceptables y asignó unas cantidades mensuales para ingresar en un llamado Plan de Pensiones de la Administración General del Estado (PP de la AGE) a cada uno de los militares.

Como todos los que se atreven a leer este blog a buen seguro son inteligentes, no hace falta que les diga el resultado de todo esto pero se lo digo: una exigua subida de sueldo y, tras un breve tiempo, fin de los ingresos en el PP de la AGE.

Aquí lo dejamos. Démosle un voto de confianza a la ex jueza y ministra doña Margarita Robles porque en el fondo queremos ser buenos, pero es que la experiencia nos ha vuelto desconfiados.