El actual Presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, es el séptimo -no jinete- de los jefes de gabinete desde que comenzáramos esta última etapa, la singladura democrática, la que se inició tras la promulgación de la Constitución del 78, siendo su primer mandatario el fallecido Adolfo Suárez, presidente del también desaparecido partido CDS.

Han sido un total de doce legislaturas contando la que hace poco ha terminado. En todas ellas los jefes de gobierno han sido varones y no sería hasta 2004, con en el primer mandato de José Luis Rodríguez Zapatero, cuando una mujer, María Teresa Fernández de la Vega, alcanzase el puesto de Vicepresidenta; un total de solo tres féminas en ese puesto, cifra que se completa con Soraya Sáenz de Santamaría y la actualmente en funciones, María del Carmen Calvo Poyato. El desequilibrio es notorio, máxime cuando comparamos también el número de Ministros y Ministras, donde aparecen bastantes más hombres que mujeres. Ni con Suarez, ni con Calvo Sotelo ni con Felipe González hubo una sola mujer en el gobierno. Sería ya en el primer gabinete de José María Aznar cuando viéramos aparecer a cuatro damas entre los dieciséis miembros de su primer  Gobierno, proporción que aproximadamente mantuvo en todos sus gabinetes. Posteriormente Zapatero se regiría por lo que llamamos el sistema de cuotas de género, poniendo al frente de cada Ministerio siempre al mismo número de personalidades de cada uno de los sexos, algo que luego Rajoy no respetaría tanto y hasta llegar al actual gobierno, ahora en funciones, en el que Pedro Sánchez rompió todos los moldes situando a once señoras al frente de igual número de Ministerios de los diecisiete con que empezó a gobernar.

En conjunto la desproporción es clara y manifiestamente injusta y, además, es oportuno  señalar que todos los líderes de los actuales partidos políticos, al menos hasta donde sabemos y por supuesto los principales, son varones, lo que significa que a pesar de los esfuerzos de la mayoría por aparecer como ideólogos y a veces hasta casi inventores del feminismo, aun queda mucho que avanzar en ese sentido.

Claro que ya vemos que el actual Presidente, el que llegara al puesto a través de una moción de censura -censurable a ojos de muchos-, moción como poco bastante criticable debido a los compañeros de viaje elegidos, el político que obtuvo una sola y pírrica victoria electoral que acabó resultando insuficiente porque no quiso, no supo o no pudo hacerla valer, el Presidente que no parece haber gobernado siempre más que como si estuviera en funciones, este Presidente sí está dispuesto a poner las cosas en su sitio. Y como la caridad empieza por uno mismo y de paso por quien comparte tan célebre colchón, no ceja de dar constantes ejemplos de igualitarismo y cultura inclusiva.

De las seis esposas de los anteriores presidentes, dos emprendieron su propia carrera política; Carmen Romero, ex de Felipe González,  política y sindicalista, es actualmente Diputada en el Parlamento Europeo y Ana Botella, esposa de José María Aznar ejerció como Concejala y luego Alcaldesa de Madrid por lo que ninguna de las dos necesita mayores explicaciones al respecto de lo que nos ocupa. Pero las cuatro restantes, especialmente Elvira Fernández, cónyuge de Mariano Rajoy, se distinguieron por una gran discreción sin buscar nunca más protagonismo  que el indispensable  y asistiendo exclusivamente a aquellos actos de representación que, de acuerdo con el protocolo, les correspondía de modo obligatorio.

Puro machismo de sus maridos, debió pensar el ciudadano Sánchez, el mayor defensor de la igualdad de género matrimonial, que no todo se va a reducir a nombrar Ministras. Hay que promocionar a todas las mujeres y por qué no empezar por la que esté más a mano. Begoña Gómez, licenciada en marketing, tenía un buen empleo en una empresa llamada Task Force, absorbida posteriormente por Inmark Europa, dedicándose de modo principal a recaudar fondos y reclutar personal como Directora de Consultoría externa, aunque en el momento aquí reflejado se encontraba en excedencia.

Desde septiembre de 2.018, circunstancialmente pocos meses después de la llegada de su esposo a la presidencia, la señora Gómez obtuvo por méritos propios el cargo de directora del Instituto de Estudios Africanos, perteneciente al Instituto de Empresa que se nutre de fondos privados y públicos. El ente justifica el fichaje por su amplia experiencia en el diseño e implementación de proyectos estratégicos. Nada más fácil que rellenar currículos con palabras huecas dirán algunos con razón, cohecho impropio han llegado a pensar otras mentes calenturientas, menudos fachosos, caletres de malas, malísimas personas que están en contra de la igualdad entre hombres y mujeres.

El puesto de trabajo de doña Begoña está considerado como de dedicación completa, algo que dada su gran valía no le impide acompañar a su excelso esposo en la mayoría de los numerosos viajes a los que el cargo le obliga. Y es que dedicación, lo que se dice dedicación, ella tiene mucha y como en su trabajo no le han debido decir a qué se tiene que dedicar exactamente, es su responsabilidad y su derecho elegir el afán que más le plazca. Desde intentar casi sustituir a la Reina en un besamanos hasta darse un garbeo por las Américas aprovechando que su benefactor tiene que intervenir ante la Asamblea General de Naciones Unidas -con sus correspondientes fotitos con primeras damas-, pasando por muchos etcéteras que, por bien conocidos, no es necesario explicitar.

Pero de la participación ante la ONU, que esa es otra, hablaremos próximamente; en breve.