¿Es creíble que alguien sea honrado a la vez que consiente que otros roben a manos llenas? ¿Es posible ser buena persona si se ha permitido que el dinero destinado al desempleo otros lo gasten en putas y mariscadas? ¿Cabe alguna posibilidad de que alguien que avalara los documentos que permiten un enorme desvío de fondos públicos tal que dejaría a otros asar vacas con billetes de 500 Euros, sea una persona respetable? ¿Es más honrado el primero que los otros? ¿Es compatible ser (condenado por) malversador y honrado? ¿Es honrado un malversador por el simple hecho de ser un destacado personaje socialista?

Nunca habrán oído decir que la bonhomía, caso de existir, sea eximente de delito alguno. Según informaciones periodísticas de contrastada credibilidad, en España hay 44 malversadores que, sin haberse enriquecido, están en prisión y a nadie se le hubiera ocurrido disculparles.

Produce nauseas oír a tantos dirigentes y exdirigentes del PSOE repetir que el señor Griñán debe ser indultado porque es una buena persona que no se ha enriquecido, aunque tal vez fuera más exacto afirmar, y no pretendo acusarle yo, que no se ha demostrado que haya habido tal lucro.

Pero que tantos medios, tantos tertulianos y no precisamente todos izquierdistas, sigan diciendo que es un buen chico y que, por eso, podría ser eximido de ir a la cárcel, permítaseme el oxímoron, produce una triste hilaridad.

Sería entendible aducir que a Griñán, dada su avanzada edad y más si no goza de buena salud, se le condone la pena de prisión, pero que nadie intente convencernos de que hay que elevarle a los ateos altares del socialismo.

Quizá sea que la señora ministra de justicia, en sus numerosos viajes en transporte público, haya escuchado a los ciudadanos clamar por la libertad del condenado. ¡Acabáramos!