A veces resulta difícil comprender como nuestros políticos y políticas se complican la vida de manera innecesaria dándonos unas explicaciones sin sentido u otras que, simplemente, no se les han requerido.

Siempre he creído que los bienes de quienes se dedican a la política deberían ser tan privados como los de cualquier otro ciudadano y no entiendo cuales son las razones para que nos los den a conocer. Otra cosa es saber si se han enriquecido o aumentado su nivel de vida durante el ejercicio de sus actividades políticas y, en su caso, serían esas las aclaraciones que nos tendrían que hacer.

Pero si sus explicaciones no resultan convincentes cuando ese medro económico ocurre ¿quién se ocupa de investigarlo? Si media una investigación judicial porque se han detectado evidentes signos delictivos, ya se ocuparán de ello los jueces, de oficio o porque alguien -generalmente de la oposición- lo denuncia; de lo contrario nadie se molestará en averiguar nada; por lo tanto sus declaraciones no son valiosas en si mismas si es que no se incoa procedimiento alguno, aun en el caso de que esos beneficios no sean creíbles para el común de los mortales. Aunque también habría que reconocer que a menudo sufren las llamadas "penas de telediario", que pueden acarrear consecuencias lacerantes y a veces injustas.

Nadie se debe avergonzar de tener una cuenta corriente saneada si el dinero se ha obtenido de forma lícita. Sin embargo resulta curioso observar como la mayor parte declara siempre unas propiedades y unas cuentas bancarias tan entecas que nos hacen pensar que son poco verosímiles. Quizá sea por las mismas razones que hicieron a Maquiavelo afirmar que la política es el arte de engañar.

Son muchos los casos que podríamos citar pero hay uno que ha llamado poderosamente nuestra atención y, por lo que veo, también en varios medios de comunicación por lo insólito.

Empezaremos por decir que la presidenta de la Junta de Andalucía, doña Susana Díaz, nos parece una persona muy honesta en lo personal. No entraremos a juzgar su labor política que podrá ser más o menos discutible, no vamos a hacer ahora ningun juicio de valor sobre la gestión en los 40 años del PSOE en la Andalucía de los ERES, en la Andalucía del clientelismo, aunque en otro momento podamos volver sobre tan escabroso y vergonzante asunto, porque no es ahora el tema que nos ocupa. Todo a su tiempo.

Susana Díaz sigue viviendo en su casa de toda la vida, en el barrio sevillano de Triana, se sigue tratando con sus vecinos con la mayor naturalidad, cuando sus muchas obligaciones se lo permiten acude al supermercado más próximo a hacer la compra y está casada con un mileurista, “me casé con un tieso” fueron sus propias palabras.

La presidenta andaluza es la segunda peor pagada de todas las comunidades autónomas. Percibe un total de 65.090,88 euros anuales lo que suponen 4.694,34 euros brutos en cada una de las 14 pagas mensuales, extraordinarias incluidas; desconozco con exactitud el IRPF aplicable pero debe oscilar alrededor del 31% lo que supondría más de 3.000 euros líquidos en cada una de las retribuciones que ya hemos citado. Puedo equivocarme pero sus emolumentos no serán menoress que esas cantidades. A estas cifras siempre hay que añadirles las no pocas cantidades que los políticos reciben como generosas dietas exentas de impuestos y que nunca nos cuentan y, en el caso que nos ocupa, habrá que sumar también los 1.000 euros de el tieso.

No diré que lo que esa familia percibe sea una cantidad desmesurada porque, además, nunca se puede afirmar que, salvo escasas excepciones como la del presidente de la Generalidad de Cataluña, los altos dignatarios con tan altas responsabilidades ganen mucho, sino que el problema estriba en que en España hay un número excesivo de políticos. En cualquier caso sus ingresos están muy por encima de la media de los ciudadanos.

Pero ¿por qué cuento todo esto? Pues porque recientemente hemos visto publicado lo que cada candidato/a andaluz declara en su: Declaración de actividades, bienes e intereses de los candidatos proclamados en las elecciones al Parlamento de Andalucía, que suponemos preceptiva antes de los comicios del próximo dos de diciembre.

Aunque, como antes indicábamos, no sea la única que nos ha llamado la atención, la declaración de doña Susana es la que más lo ha hecho: declara ser propietaria de dos bienes inmuebles, uno con un valor catastral pequeño y otro aun menor, dice tener un depósito de 30.000 euros en un banco, una hipoteca, un plan de previsión social y un seguro como miembro de la Junta de Andalucía. Hasta aquí todo muy normal.
Pero lo que resulta inverosímil es que declare disponer de una cuenta corriente con 80,69 euros. Queremos creer que todo lo que declara es cierto pero opinamos que esa última cantidad requeriría al menos una explicación, porque ¿cómo abonaría ella sus recibos de luz, teléfono, agua etc. etc.? ¿con qué dineros compraría los “potitos” para su hijo de corta edad?
Una explicación que se nos ocurre podría ser que haya otra cuenta solo a nombre de "el tieso" donde ingresen y dispongan de unas cantidades que les permitan vivir con desahogo; pero ese sería un truco muy burdo y, por supuesto, engañoso. Así que, lo dicho, se echa de menos una aclaración.

Un dato interesante a añadir es que, según diferentes informaciones periodísticas, el pasado verano la familia pasó unas vacaciones -no ha trascendido cuantos días- en un lujoso resort de la costa gaditana a razón de 1.100 euros la noche y la verdad es que, en vista de lo visto, no imaginamos como lo pudieron pagar.