José Ortega y Gasset fue, junto con Marañón, Pérez de Ayala y Unamuno, uno de los intelectuales que aplaudieron la llegada de la segunda republica  aunque poco tardarían en renegar de su implantación. No es esto, no es esto, fue una de las conocidas aseveraciones hechas por don José antes de que transcurrieran dos meses desde la instauración republicana.

Lo acabo de leer en un interesante artículo periodístico: el 6 de diciembre de 1.931, don José Ortega pronunció, en el cine de la ópera de Madrid un célebre discurso: “Rectificación de la república” en el que entre otras muchas cosas denunciaba la chabacanería imperante y el hecho de que el nuevo régimen no había entregado el poder público a todos los españoles sino a solo a una parte de estos. Una república de unos contra otros.

Por supuesto que es lícito ser republicano y claro que se puede defender la idea de que España se convierta en esa clase de régimen. Pero solo, y siempre y cuando, se intente llegar a ella a través de los procedimientos legales que la propia Constitución contempla. El tipo de república como la que nos llegó en el 31, con sus siniestras consecuencias, es el que algunos siguen tratando de defender e imponer, pero a la brava. Y los que lo intentan son los sucesores de los mismos chabacanos que Ortega citaba, pero bien se podría decir que éstos han disminuido el ya escaso nivel de las ideas de aquellos, aunque aumentando exponencialmente su cota de arrabalera ordinariez y grosería.

¿Existe alguien más hortera, más vulgar y más chabacano en el panorama político español que Pablo Iglesias Turrión si exceptuamos a los Echenique, Rafa Mayoral, la "intelectual" Irene Montero, Alberto Rodríguez con sus "rastras" investigado por atentado a la autoridad, Julio Rodríguez el "guerrero arrepentido", Manuel Castells, o Isa Serra, la "feminista" condenada por llamar puta a una digna señora policía local, y otros ejemplares etcéteras? Aparte de todos estos ¿hay alguien más chocarrero dentro o fuera de la política? Sí, podríamos hallar a algunos Rufianes, a perroflautas o similares, pero tampoco serían tantos, aunque lo peor es que la mayoría asientan sus posaderas en un escaño del Parlamento.

Es cierto que el nivel medio de nuestros políticos y políticas ha bajado mucho en los últimos tiempos, pero como toda esta patulea es difícil encontrar otros más groseramente antiestéticos de todo orden.

Pues bien, este ejemplar, el  “nambarguán” de la inelegancia, el casposo de sucio aspecto que responde por el apellido Iglesias, se concedió nada menos que el lujo de decirle a Su Majestad el Rey de qué tenía que hablar en su mensaje navideño a los españoles y, para colmo de males, se permitió dudar de la honorabilidad del Monarca y de la Institución. El soez jefe de un partido investigado por la justicia, el tosco maestro de dictadores/subvencionadores, el que tiene pendientes varias causas y si no está imputado, aún, es por causa de un aforamiento del que tanto antes renegara, se otorgó el derecho de faltar al juramento –si así se puede llamar a lo que hizo- de lealtad a la Corona y atacar la base fundamental de nuestro régimen democrático. Las diferencias entre ambos, en cuanto a estética, genética, incluso atlética, son enormes, pero desde luego en cuanto a ética no admiten el menor parangón.

Por supuesto, ni que decir tiene que la respuesta fue un magnifico discurso de Su Majestad Felipe VI el día de Nochebuena, sin hacerle el más puñetero de los casos. A la estupidez contumaz solo se le puede responder con oídos sordos, naturalmente. Y sin acritud.

He lamentado numerosas veces en este blog que entre los que gobiernan nuestras vidas haya una gran masa de macarras barriobajeros. Y así nos va y así nos irá mientras se lo permitamos los españolitos de a pie.