La próxima semana el gobierno de España presentará ante el Cogreso de los Diputados su proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2.019.

Es evidente que tanto Partido Popular como Ciudadanos van a presentar una enmienda a la totalidad y por lo tanto los rechazarán y es manifiesto que Podemos los aprobará ya que contienen muchas de sus propuestas económico-ideológicas. Parece obvio que grupos nacionalistas más o menos radicales, como PNV o el propio Bildu, también los aceptarán porque de ese modo intentarán evitar unas elecciones que podrían desalojar a un gobierno de izquierdas en favor de otro de derechas, que creen no les convendría, pues dan por hecho que serían menos complacientes con sus anhelos.

Lo que resulta más dudoso es que los nacionalistas catalanes vayan a aceptar esa connivencia en las mismas fechas en las que está previsto empiece el juicio a los encausados por sus presuntas responsabilidades en el llamado “procés”. Y es incierto porque estos partidos reclaman unas concesiones para los presos que ningún gobierno de un país democrático -y España aún lo es- puede otorgar, ya que son propias del poder judicial en cuyas manos, al menos de momento, están los reos. Difícil resultaría para ellos, especialmente para Ezquerra, explicar a sus fanáticos seguidores el apoyo a un gobierno que, también según ellos, encarcela a unos pacíficos políticos. Por muy badulaque que pueda parecer su razonamiento eso es lo que hay. Dicho todo ello, tampoco es descartable que terminen por votar a favor de los presupuestos por las mismas consideraciones que ya citamos sobre los parlamentarios vascos entre otros.

En el caso de que no se aprueben dichos presupuestos, lo probable será que “Mister President Air Flyer” se vea obligado a convocar unas elecciones que nunca se celebrarían antes del otoño, dejando libre mayo para municipales, autonómicas y europeas con lo que ya habría logrado permanecer bastante más de un año en la Moncloa y si las cuentas salen adelante, ya no quedará ninguna duda de que aguantará hasta el final de la legislatura, tal como siempre fue su propósito.

En cualquier caso cabe preguntarse si estos presupuestos serían o no buenos para España. Por descontado que todo es opinable. A quienes no somos ni políticos ni economistas nos podrían convencer unos u otros razonamientos quizá más por donde se sitúen nuestras afinidades ideológicas que por el conocimiento de la realidad.
A fin de profundizar en esa realidad, vamos a citar una serie de datos extraídos de diversos diarios, unos económicos otros no, de todas las tendencias y así intentar sacar consecuencias que nos clarifiquen algo la cuestión:
• Los Presupuestos incluyen la mayor subida de impuestos desde 2012 incluyendo guiños a Cataluña como los 200 millones de inversión. La subida será la mayor desde que España estuvo al borde del rescate y el déficit superó el 9%del PIB.
• El gasto social asciende a más de 209.000 millones de euros, el mayor crecimiento del gasto social desde 2009.
Bruselas previno al gobierno del riesgo a desviarse de los objetivos presupuestarios e incumplir las metas de reducción de deuda y el pacto de estabilidad y crecimiento.
El Banco de España advirtió al respecto de que las estimaciones de ingresos públicos se encuentran sujetas a riesgos de baja significativos, con mucha incertidumbre sobre su capacidad.
La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) también cuestionó los Presupuestos. Ve improbable que el déficit público pueda terminar en el 1,3% del PIB previsto, calculando que puede llegar hasta el 2,2%.
• El presidente de la Comisión de Economía y Política Financiera de la patronal llegó a afirmar que estos presupuestos no son los que necesita la economía, que no están diseñados para impulsar el PIB, la inversión o la creación de empleo añadiendo que las previsiones están hinchadas y no son creíbles.
La directora de economía del Círculo de Empresarios afirmó que el gobierno no aprecia los riesgos de la coyuntura económica internacional, que la previsión de ingresos tributarios de Hacienda es poco realista y reduce la capacidad del sector privado para innovar, invertir, ahorrar, generar empleo y abrir nuevos mercados.
El director de Investigación de Civismo afirmó que "dada la situación actual del ciclo económico, la principal prioridad en la política fiscal debería ser preparar las cuentas públicas de forma adecuada para entrar en las mejores condiciones posibles en la próxima crisis que llegará, probablemente, entre el tercer y el cuarto trimestre de 2020".
• Podríamos citar otras muchas opiniones, pero me limitaré a terminar diciendo que el propio presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, confirmó ante el Foro Económico Mundial de Davos, que la creación de empleo se va a ralentizar este año y calculó en 330.000 los nuevos puestos de trabajo para el ejercicio frente a los 450.000 de 2018 y los 500.000 de 2017.
El incremento del paro y la caída de afiliados a la Seguridad Social, habituales todos los meses de enero tras las campañas navideñas, han sido los mayores desde 2.013 como consecuencia, según todos los analistas, del aumento desproporcionado del salario mínimo interprofesional.
• Y añadiremos que después de haber prometido derogar la reforma laboral promulgada por el PP el año 2.012, el asunto se va demorando y parece que al final la Ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, se va a conformar con realizar pequeños retoques cosméticos.

Que cada cual saque sus propias consecuencias, pero diríase que el gobierno del “doctor en economía” -para quien se lo crea- Pedro Sánchez, secundado por sus lisonjeras ministras de la cosa económica, Nadia Calviño y María Jesús Montero, no cuenta con más apoyos que los de aquellos que solo buscan sus particulares intereses y los particularísimos de aquel que no cesa de repetir “yo soy el presidente”. Probablemente el doctor esté pensando aquello de “no sé de qué se quejan todos éstos con lo bien que me va a mi y tras mi gran contribución al aumento del empleo, con el trabajo tan bueno que le he buscado a mi costilla”. Y es que como dijo Will Smith, muchas personas gastan dinero que no han ganado, para comprar cosas que no quieren, para impresionar a personas que no les agradan. En España se conocen las políticas económicas del PSOE como tirar con pólvora del Rey, que no es otra cosa que la que ejercen los políticos al gastar dinero con recursos ajenos para beneficiar en poco o en nada a la comunidad.

Esta película ya la vimos con Zapatero y cuanto más tiempo permanezcan estos insensatos en el poder, peor para todos. Al tiempo.