Más que preocupante es la loca deriva de un gobierno desnortado que lleva mucho tiempo arrastrándose y casi arrastrándonos a todos por el fango hasta colocarnos al borde del abismo.

La economía del país en manos de este equipo de incompetentes dispuestos a todo con tal de garantizarse la permanencia en un gobierno sobredimensionado, repartiendo favores y dineros a todos aquellos extremistas, delincuentes o golpistas condenados, que igual da, a todos los que les ayudan a mantener la poltrona, su economía, repito, es un desastre; con esta cuadrilla dispuesta a aumentar sin freno el gasto público, la pandilla del “aumentemos la deuda que otros vendrán que la pagarán”, con ellos la evolución de la economía ha estado condenada al fracaso desde que comenzara el sanchismo. Como a perro flaco todo son pulgas la cosa se agravó con la pandemia, otra situación que han gestionado y siguen diligenciando de manera espantosa se mire por donde se mire; y para colmo de males, el panorama internacional con la invasión de Ucrania está dando la puntilla a nuestras pobres cuentas. Ahora Sánchez, el de la pétrea faz, intenta colárnosla diciendo que todo se debe solo a esto último, a la guerra en Ucrania. Para echarse a reír si no fuera todo tan triste. Si él esperaba que al ir remitiendo la pandemia fuese arreglándose algo la situación financiera, desde luego ya se habrá dado cuenta de que por ese lado no tiene salvación alguna.

Los sindicatos mayoritarios, esas verdaderas máquinas de devorar marisco, quienes organizaron grandes huelgas cuando la luz alcanzaba los 74 Euros el Kilovatio/hora con Rajoy, hoy callan como puertas cuando hemos llegado, en ocasiones, hasta los 700 machacantes el KWh, porque las subvenciones surten un efecto disuasorio eficaz. Pero, a pesar de todo, las calles se están incendiado, los transportistas, el campo, los ganaderos, las centrales lecheras, los comerciantes, los pescadores, tantos otros y, por supuesto, los autónomos, están muy cabreados. Para colmo, cuando se producen las protestas, el gobierno y sus fieles lacayos se dedican a descalificar a los indignados llamándoles peligrosos extremistas ultraderechistas ¡Qué obsesión!

Y por si fuera poco desprestigio internacional el que venimos sufriendo en los últimos tiempos, con las “no llamadas” y los “paseíllos” con Biden incluidos, ahora va “Supersánchez” y le da un giro de 180º a nuestra política de estado de más de cuarenta años con el conflicto del Sahara y la cambia radicalmente en contra del criterio de la ONU. Desnuda a un santo para vestir a otro y para solucionar, que no está solucionado, un problema con Marruecos, crea otro similar con Argelia que traerá consecuencias, y todo sin contar con la oposición, sin exponerlo en el Parlamento y sin siquiera discutirlo en Consejo de Ministros. Como dijo el ex ministro Margallo, esto no lo hubiera hecho ni Franco. Quizás hubiera razones para ello, él sabrá, pero su actuación es impropia en democracia, es pura autocracia; y perdón por el pareado.

Todo ello entre constantes diferencias con sus socios de gobierno aunque ahora, en el colmo del cinismo, Sánchez parezca exhibir una cierta tendencia a chalanear con la oposición -Cuidado, Feijoo, no seas tan pardillo como pareces que te la clavará- porque sus compañeros de Consejo de Ministros, otros que tal, parecen no aceptar ni su política con respecto a Ucrania ni la nueva posición acerca del Sahara que les chirría demasiado.

Súmenle todos lo etcéteras -demasiados- que llevamos tanto tiempo padeciendo y verán que esto ya no es una cuestión de izquierdas o derechas, no es un asunto de ideologías, ni de comunismo, ni de socialismo versus liberalismo. Es una cuestión de supervivencia.

¡Sanchismo o libertad!