Ciertamente no todos los políticos son deshonestos, pero los casos de corrupción abundan, en mayor o menor medida en todas los partidos, en proporción directa a las veces que hayan podido ejercer alguna responsabilidad de gobierno y solo se pueden librar de esta lacra quienes nunca han desempeñado esas labores.

Es difícil concluir qué formación es la más corrupta, pero todos  acusan a los demás de ser los campeones de la felonía, con la diferencia de que no todos son igual de hábiles a la hora de culpar a otros. Y en eso la izquierda, más sibilina, representa mejor su obra teatral. La derecha, muy desunida, tiene que repartir culpas entre varios, sin embargo las izquierdas, que tampoco se profesan amor alguno, son capaces de ir de la mano a la hora de echar mierda a sus adversarios porque saben concentrar la mayor parte de su fuego artillero en el, hasta ahora, principal partido conservador, el Partido Popular, que siendo cierto que está ahíto de corrupción: la Gürtel, la caja B, la Púnica, Lezo y otros etcéteras, muchos pendientes de juicio, no es el único que debe purgar sus errores.

El PSOE no se queda atrás y le aventaja en número de casos; es el único partido condenado por financiación ilegal -caso Filesa-, dos exdirigentes del PSOE andaluz están condenados por el caso de los ERE  -es el partido campeón en cuanto a cantidad de dinero desfalcado- y sigue y seguirá habiendo y juicios relacionados con el mismo tema durante 10 años más. Casos como el más reciente de la maloliente trama de Isofotón en la que tres de los actuales ministros están bajo el foco de los investigadores, o casos relacionados con corrupción del gobierno valenciano, PSOE/Compromís, incluido el relacionado con subvenciones y amaños del hermano del presidente Ximo Puig, y con nada menos que con otros 77 casos de presunta corrupción pendientes de juicio en toda España. Y aunque se hable muy poco de ello, la actual Junta de Andalucía no da abasto a sacar anteriores trapos sucios de debajo de las alfombras.

Mientras, el partido que forma con el anterior la alianza de gobierno, Podemos&Cia, lleva consigo una buena mochila de casos de putrefacción administrativa de todos los órdenes y es el único partido que está imputado judicialmente por presunta financiación ilegal, a lo que hay que añadir no pocos asuntos más como el caso Dina, o sus ingresos procedentes de dictaduras como Venezuela e Irak. Unas autenticas joyas estos podemitas.

Por razones de espacio obviaremos citar otros casos de los muchos  que afectan a otras formaciones. Pero como ya indicábamos, nuestra izquierda, incapacitada para la gestión, domina magistralmente una propaganda a la que se dedica en cuerpo y alma y el resultado se ve en lo poco que se habla de sus latrocinios en comparación con los de sus oponentes. De ese modo, un tal Pedro Sánchez no tiene nada que ver con el pasado corrupto de su partido a pesar de que su propia contribución actual tampoco es menor, pero Pablo Casado es heredero universal de toda la porquería que adorna a sus predecesores, tal como ahora queda patente en la nueva entrega del sumamente aireado caso Bárcenas.

Aquí nos queríamos detener, porque creemos que está siendo objeto de una desmedida atención, que no es sino lo que el propio Luis Bárcenas pretende. Veamos:

Uno: En este momento tiene lugar un nuevo juicio en el que el acusado solo es el propio ex contable del PP (ya condenado a 29 años de prisión) y no es un procedimiento contra el partido, formación que, en este caso, solo podría ser considerada partícipe a título lucrativo.

Dos: A pesar de sus baladronadas y amenazas no ha presentado prueba alguna de sus acusaciones (su abogado ha afirmado carecer de ellas) y por ahora, según la fiscalía, ha aportado nuevas versiones de las mismas acusaciones anteriores y solo parece buscar ruido mediático, a sabiendas de que cuenta con unos medios ávidos de hacer sangre donde puedan.

Tres: Bárcenas es un sinvergüenza que, con la colaboración de su esposa, ha amasado una autentica fortuna en Suiza, quizá basándose en que aquello de que “el que roba a un ladrón…” pero aunque fueran ciertas sus acusaciones, lo que está claro es que fue él quien traicionó a su partido que en modo alguno avalaría sus fechorías personales. Así que sus ansias de venganza por considerarse vendido parecen ridículas al ser él el primer desleal. Y querer que el entonces presidente Rajoy le sacase las castañas del fuego una vez cogido con las manos en la masa, es tanto como pretender que los jueces se dobleguen ante el poder. No Luis, no; sean las que sean las culpas del partido, tú te arriesgaste y te cogieron con las manos en la masa, así que te toca asumir tus propias responsabilidades.

Y cuatro: No se acaba de entender que por el hecho de que su señora esposa haya sido encarcelada (tampoco era trigo limpio, ¿verdad?) dos años después de dejar Rajoy el gobierno, arremeta y diga querer vengarse de su ex presidente, ahora cautivo y desarmado, intentando incluso tener con él un careo del que sin duda saldría malparado.

Es lo que se llama vender humo cuando se sabe que hay mucho buitre dispuesto a comprar la mercancía. No sabemos si le han ofrecido algo por aportar datos, pero de lo que no cabe duda es de que Bárcenas busca beneficios penitenciarios a cambio de “largar” y aportar algo, lo que sea, cierto o no, a las investigaciones, aunque la credibilidad de tal chorizo sea la mínima.

El que dice una mentira no sabe la tarea que ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera. Alexander Pope