Que algo huele mal en el affaire conocido como el Delcygate es algo que hemos afirmado aquí repetidas ocasiones y en lo que prestigiosos analistas han basado sus comentarios periodísticos. Hay demasiados puntos sin aclarar, demasiadas versiones contradictorias por parte del Ministro señor Ábalos y demasiado interés del Gobierno en restar importancia a lo que es un claro cambio de postura frente a la crisis política dictatorial y humanitaria en Venezuela. Un exceso de afectación cuando el señor Sánchez acusa a la oposición de empeñarse en hablar de un asunto que, según él, carece de importancia, los aspavientos del Ministro del Interior intentando hacer chanza y acusando a sus interpelantes de desconocimiento y tener que estudiar más por no saber que  la dama en cuestión no entró, según él, en espacio de la UE y no es que lo hiciera por su propia ignorancia sino que ya sabemos bien las razones que le mueven. Cuando se trata de disfrazar la falta de argumentos con falso humor despectivo solo se está  constatando que no se sabe explicar lo inexplicable.

Y por si fuera poco, hasta el señor Borrell(*), Alto Representante de la UE, Mr. PESC y Vicepresidente de la Comisión Europea, se permitió el lujo de intentar burlarse de los Eurodiputados Españoles en el Parlamento de Bruselas llamándoles casi tontos, por el mero hecho de plantear sus posturas en la corte europea y poco menos que negándoles el derecho inalienable al debate parlamentario con la poco creíble excusa de que se trata de un asunto de exclusiva competencia nacional.  Y qué decir de la Ministra de Exteriores, doña Arancha González Laya, que fue capaz de solventar la situación calificando a Guaidó como Presidente encargado y a la vez como Jefe de la Oposición venezolana; todo junto y asunto resuelto. Debe ser porque ella, a diferencia de la oposición, que según Marlaska no ha estudiado, sí tiene carrera y está dotada de tan buen cerebro que ante la insistencia de los periodistas terminó repitiendo cuatro veces el irrevocable argumento de: ya lo he dicho todo, ya lo he dicho todo.

Tenemos un Vicepresidente y un partido que, casualmente en su peor momento electoral, gobierna en coalición con el Partido Sanchista (PS), un Vicepresidente y su partido amigos y fervientes defensores del ilegítimo gobierno de Maduro -pero de eso no hay que hablar, no tiene importancia según Pedro Sánchez (PS)-. Tenemos a Estados Unidos (no, no solo a Trump, a todos los EEUU) enfadados con nosotros por nuestra -la suya- posición respecto al chavista régimen corrupto y tenemos a la UE desconcertada, pero no, es un tema menor, Venezuela no tiene importancia Carmen Calvo dixit (con perdón).

La correspondencia de un estado con sus Embajadas está considerada Valija Diplomática y está exenta de pasar ningún control o inspección al entrar  en otro país. Cierto. Pero no sé quien podría entender que esa correspondencia ocupara las más de cuarenta maletas que salieron del avión de madame Delcy con destino a la sede diplomática de Venezuela en Madrid y no quiero imaginar el tiempo y el esfuerzo que le costarará al pobre legado caraqueño leer tanta documentación. No, no sabemos qué contenía esa valija, pero es de general conocimiento que Maduro está saqueando las arcas venezolanas además de callar bocas y/o pagar servicios… piensen lo que quieran, pero acabamos de recibir la noticia de que en el pequeño país de Aruba se ha interceptado un avión procedente de Venezuela que hubo de efectuar un aterrizaje de emergencia, siendo decomisada casi una tonelada de oro transportado en maletas, y quedando detenidos  sus tres tripulantes.

Veamos lo siguiente: uno.- es un hecho constatado que José Luis Rodríguez Zapatero se ha convertido ignominiosamente en el mejor valedor y representante del régimen chavista de Maduro, dos.- el que fuera en tiempos de ZP Embajador de España en Venezuela y sus hijos, están involucrados en el llamado caso Morodo por el cobro ilegítimo de cuatro millones de Euros del gobierno de Chávez, investigación que bien podría conducir a averiguar  la existencia un pago mayor rondando los treinta y cinco millones, ya veríamos para qué  o para quienes, tres.- el Fiscal General de Bolivia está investigando posible pagos a Podemos, y cuatro.- algo igual está indagando el Tribunal Supremo de Venezuela. Pero mientras, en España seguimos tocando el violón. Y es que como dice Sánchez nada de eso es significativo y a quien hay que vigilar es a Franco que, como ya dijo un célebre actor, está más vivo que nunca y milita a la vez en Ciudadanos, en el PP y en Vox.

El Ministro Ábalos fue a Barajas en la madrugada del 20 de enero, en su vehículo particular (¿...?) , para hacer lo que afirma en todas las seis versiones que dio y para, dice, evitar un conflicto diplomático. Había ido solo a ver a un amigo, no sabía que Delcy estaba y no la vio, o sea bueno, la saludó un momento, no la dejó bajar, vale, estuvo con ella 20 minutos pero, bueno sí, se entrevistaron en una sala VIP internacional y ella  permaneció 14 horas en España, etc., etc., para qué seguir. Si usted ve alguna incongruencia en las explicaciones de don José Luis es porque quiere o porque tiene muy mala voluntad. Y si salieron del aeropuerto algunas maletas en vehículos con matrícula diplomática, qué se le va a hacer,  si ella cambió de avión mientras el primero siguió rumbo a Turquía donde las malas lenguas -muy malas tienen que ser- dicen que el narcorégimen dictatorial de Maduro está fundiendo las reservas de oro venezolanas, pues allá ella y allá ellos…

¿Por qué eligió Sánchez a Iglesias como socio fulgurantemente, en solo 24 horas, tras las últimas elecciones y después de haberle puesto a bajar de un burro tantas veces? ¿Solo había esa solución para que pudiera gobernar nuestro dilecto doctor sin explorar otras opciones y sin pensárselo dos veces?

Algo lleva mucho tiempo oliendo muy mal al sur del mar Caribe pero los vientos alisios parecen haber rolado para dirigirse a la península ibérica y trasladar hacia aquí parte de su fétido hedor.

Mentir es fácil, engañar cuesta algo más.

(*)No sabemos lo que queda de aquel Borrell que tanto nos convenció en aquella manifestación de Barcelona a favor de la Constitución y la unidad de España en octubre de 2.017. Acabó como Ministro de Sánchez tratando de aparentar, sin mucho éxito, ser un cuerpo extraño en el Gobierno, soportó los escupitajos de ERC en el Congreso, fue premiado con un apetitoso puesto en Europa para apartarle del Gobierno a petición del independentismo catalán que le consideraba incómodo y sigue intentando prestar obsequiosos servicios a sus valedores por mucho que debiera, cuando menos, aparentar imparcialidad en su alto cargo comunitario y porque, al parecer, Bruselas bien vale una misa aunque sea pagana.