Hay un responsable principal pero no es el único.

Mentiríamos si dijéramos que nos sorprende la actitud del gobierno español. Después del espectáculo organizado hace pocos meses con el rescate del buque Aquarius, operación propagandística y demagógica donde las haya, operación que terminó con una parte de ellos repartidos por Europa y el resto atendido en su mayor parte por Cáritas, la organización de la Iglesia Católica a la que tantos quieren “quitar los privilegios” sin que Carmenas, Colaus y otros especímenes de la misma condición hubieran movido otra cosa más que la sinhueso, después de otros muchos casos similares ante los que se ha mirado para otro lado, después de seguir manteniendo las concertinas en las vallas de Ceuta y Melilla a los seis meses de hacerse cargo del gobierno y prometer quitar aquellas cuchillas que al parecer ignominiosamente había puesto un malvado gobierno anterior, después de haber hecho devoluciones en caliente más manifiestas que las que tanto habían criticado, después de tantas y tantas rectificaciones y contradicciones, ahora acaban de rizar el rizo y es que, como bien dijera Shirley MacLaine, todos somos una masa de contradicciones, a lo que yo me atrevo a añadir que unos más que otros.

Y no es que se trate de que antes era Pedro y ahora es el presidente del gobierno, Carmen Calvo dixit, porque ya lo era cuando se “retrataron” con el Aquarius. Y tiene que ser la señora Calvo la que dé las explicaciones porque el presidente, como casi siempre, está dándose falconazos por el mundo.

No sabemos a estas horas qué es lo que acabará ocurriendo con el pesquero Nuestra Madre de Loreto, aunque ahora nos dice el gobierno que se limita a cumplir con la legislación internacional, pero la realidad es que este pequeño barco lleva una semana abandonado en el mar con doce personas a las que hubieron de salvar de morir ahogadas. Les dicen que se dirijan al puerto seguro más cercano… ¡A Libia, el país del que habían huido! Que si Malta, que si Italia, que si la Unión Europea… el barco a la deriva y si te he visto no me acuerdo. Y el caso es que no paran de acusar de xenófobos a los partidos de la oposición con un cinismo elevado a la máxima potencia.

Pero a fuer de ser veraces, hay que decir que si toda una larga semana le ha costado a Albert Rivera, líder de Ciudadanos, salir a la palestra y afear la conducta de Sánchez, peor ha sido lo del resto, que aún no ha tenido tiempo de abrir la boca para hacer el mínimo comentario. Hay muchos que también se lo deberían hacer mirar. Y es que estarán muy ocupados con las elecciones andaluzas, claro.