Mark Eyskens, ex Primer Ministro Belga, definió a Europa como un enano político, un gusano militar y un gigante económico. Ni a la Rusia de Putin ni a los Estados Unidos de Trump les interesa una Europa fuerte. Los enemigos de la UE aprovecharán cualquier resquicio para alentar la desmembración de sus estados, método factible en un continente que durante siglos modificó fronteras. Hasta la CIA podría haber conspirado contra Europa y a favor del necio Brexit británico. Y si en estos momentos el mayor contratiempo lo soporta España con el independentismo catalanista, no resulta extraño que muchos poderes fácticos se hayan aliado con ellos.
El derecho de autodeterminación de Cataluña es una estólida idea asentada en mentes en el cénit de su vacuidad, pero que estos nacionalistas excluyentes cuentan con apoyos internacionales es una evidencia. Hay dos teorías aunque no sería extraño que las dos fueran ciertas: la línea rusa, defendida por el diario El País, y la más constatada que es la vía del magnate norteamericano George Soros.
Soros es un extraño y siniestro personaje que siendo radical en cuanto a planteamientos sociales izquierdistas, es un capitalista neoliberal y especulador financiero en lo económico. Enemigo de Putin y Trump, apoyó las campañas de Obama y Hilary Clinton. Este húngaro nacionalizado en USA desea crear un nuevo Orden Mundial a su medida, ha financiado las primaveras árabes y las revoluciones de colores como la de Ucrania (naranja) o Georgia (rosa) y ahora hace algo similar con los lazos amarillos en Cataluña. Usa los métodos de la “revolución no violenta” de Gene Sharp, propugna la sociedad abierta -preside la Open Society Foundation- patrocina diversas fundaciones y ONGs de dudosa integridad, se presenta como generoso filántropo -“Open Arms” recibe financiación de Soros- sin dejar de ser especulador, se sabe que está detrás de los procesos migratorios hacia Europa y es admirado por toda la izquierda extrema mientras el CNI lo considera un peligro para España.
Con la cerrazón independentista y con estos mimbres, solo desde la estulticia se puede considerar factible alcanzar acuerdos razonables con el fanatismo catalanista que solo podría ser derrotado con la firme colaboración de los partidos que defienden la Constitución -entre los que queremos suponer que aun se encuentra el PSOE-. Sí, dialogando, pero con estos últimos. Cada formación tiene todo el derecho a defender su postura ideológica, pero la firme defensa de la integridad territorial del estado debiera quedar fuera de la disputa política. Lo imperdonable es gobernar con el apoyo de grupos de ideología totalitaria contrarios al ordenamiento constitucional, y el de escorias nacionalistas excluyentes enemigas del estado español, por mucho que se disfrace de mesas de diálogo en las que solo cabe ceder soberanía y regalar dinero a cambio de socorros en forma de votos, para poder seguir gobernando desde la indignidad.
No nos cabía duda de para qué se había nombrado Fiscal General de Estado a la que fuera ministra de Justicia -reprobada tres veces en el Parlamento-, Dolores Delgado. La Fiscalía, al igual que la Abogacía General del Estado ya han empezado a mostrar su verdadera faz pero ahora como Fiscalía y Abogacía del gobierno respectivamente. El primer servicio a los intereses sanchistas, ha sido casi asegurarse de que el exmayor de los Mossos, J. L. Trapero, salga bien librado de un juicio que, de otro modo, le podría declarar culpable hasta de un delito de rebelión. Todo hecho en pro del más puro diálogo, ya saben: tú vótame que yo seguiré bajándome las calzas cuanto sea menester. Desvergüenza habitual se llama la figura.
No puede ser casualidad que el mismo día que se hace tan indecoroso gesto hacia el catalanismo, la Fiscalía y la Abogacía -del gobierno insisto- pidieran a la juez Rodríguez-Medel el archivo de la causa abierta contra el delegado de gobierno en Madrid, Franco Pardo (tienen su gracia los apellidos), para colmo el mismo día en que la magistrada recibía otro demoledor informe del forense acerca de su responsabilidad culpable en los actos del 8M. Afortunadamente Medel, de momento al menos, resiste en aras de la independencia del poder judicial y sigue adelante con la instrucción del caso, aunque habría que considerar la posibilidad de que acabe sopesando que la verdadera responsabilidad radique más arriba y sea más de carácter más político que penal.
Tampoco será casual que también el mismo día (cuanta eficiencia y laboriosidad) la Fiscalía haya instado al Tribunal Supremo a investigar sobre los presuntos delitos que pudiera haber cometido el Rey Emérito, Juan Carlos I, en la contratación del AVE de Arabia Saudí. Suponemos y esperamos que la justicia actuará adecuadamente pero cualquiera diría que la fecha ha sido buscada y que el masaje se lo quisieron dar esta vez al partido aliado, Podemos, que ve así satisfechos su deseos de seguir avanzando en su propia hoja de ruta, no contra un Rey que ya no reina sino contra toda la Institución Monárquica, lo que en definitiva no es más que el enésimo intento de atentar contra el Régimen Constitucional del 78.
Sí, alegrías para todos los confabulados en la moción de censura. Pero ¿donde queda el respeto a la independencia del poder judicial? Como dijera el mismo Sánchez: ¿De quién depende la Fiscalía?... Pues eso. Hacemos muchos esfuerzos para creer en la Justicia, pero cada vez nos lo ponen más difícil. Los recientes ataques contra la Guardia Civil solo pueden aumentar nuestra inquietud, porque lo que aquí nos jugamos es la posible demolición del estado tal y como lo conocemos. Hacer caer el edificio constitucional es el ansia que consta en la voluntad, nunca escondida, de al menos tres de los socios del actual gobierno. ¿Y cómo podemos interpretar las recientes palabras del ministro de Justicia en sede parlamentaria diciendo que estamos en periodo constituyente? Se va cerrando el círculo y tal vez no nos damos cuenta.
Nota 1.- Hecho: El grupo PRISA, al que pertenece el diario El País, estaba en graves dificultades económicas en 2.010, cuando fue financiado con 650 millones de Euros por Liberty, un grupo en el que Soros tiene importante participación societaria (Véase Soros, rompiendo España: Juan A. de Castro y Aurora Ferrer).
Nota 2.- Hecho: El 28 de junio de 2018, Pedro Sánchez se reunió en Moncloa, y en secreto, con George Soros durante una hora y media.
Son demasiadas coincidencias casuales.