A nadie le hubiera preocupado, nadie se habría escandalizado si a un narcotraficante o a un yihadista se le hubieran intervenido sus comunicaciones. Al contrario, nos sentiríamos muy desprotegidos y defraudados si, por desidia de nuestras policías o del CNI, cualquier delincuente cometiera impunemente una tropelía porque los que tienen la obligación de protegernos no pusieran los medios para evitarlo, y uno de esos medios imprescindibles es la vigilancia estrecha de cualquier sospechoso de poder delinquir.
Quienes gobiernan hoy en Cataluña son, como poco, condiscípulos de los golpistas de 2.017 y tienen muy claro que les gustaría repetir la hazaña, tanto que una de sus máximas es que lo volverán a hacer, ¿puede ser tan torpe un estado como para no vigilar a tales enfermos mentales? ¿no parece adecuado observar a ese Otegi, espécimen ya condenado por terrorista, por muy hombre de paz que le llamase aquel ZP de tan infausto recuerdo y por muchas Navidades que celebre con Idoia Mendía a cambio de apoyo al gobierno? Se sabe fehacientemente que los gobiernos vasco y catalán llevan años espiando y controlando, por medios de dudosa legalidad, todo y a todos cuantos les interesa; hasta en los patios de los colegios vigilan si los niños hablan el catalán o el castellano, por tanto que no vengan ahora haciéndose las víctimas que es lo que mejor saben hacer.
El CNI actúa siempre bajo la supervisión de un magistrado del Tribunal Supremo, la “Comisión Delegada para Asuntos de Inteligencia” debe supervisar sus actuaciones y así es de suponer que ocurra, y el director del CNI ha de responder periódicamente, a puerta cerrada, a preguntas ante una Comisión Parlamentaria. Como es lógico sin que a nada de ello se le pueda dar la menor publicidad. Es la ley la que impide que las actividades del CNI puedan ser publicitadas y todos los hoy plañideros lo saben. Que ahora toda la patulea Frankenstein, incluido ese Podemos pata coja del gobierno, pida explicaciones públicas es una de las mayores majaderías que podíamos oír. Pero darán la murga victimista tanto como les plazca.
Ni Comisiones Parlamentarias ni gaitas, no recibirán explicaciones de no ser que el ejecutivo incumpla la ley; ellos lo saben pero les da igual. Todo esto no es más que el resultado de tanta estulticia como nuestro gobierno lleva practicando hace tiempo. Es el resultado de las políticas de "apaciguamiento", del dialogo de besugos y de la pamplina a cambio de votos. No hemos avanzado un solo milímetro en la solución de los problemas que nos crean los nacionalismos excluyentes y, mientras, las situaciones social, política y económica del país no hacen más que empeorar. Y no le eche usted la culpa a Putin, ciudadano Sánchez.
Todo palabrería, la jauría amenaza con quitarle el apoyo al gobierno pero solo producen hilaridad: Pere Aragonés y Otegi necesitan al sanchismo en Moncloa para seguir sacándoles hasta las asaduras, las Ione Belarra e Irene Montero ex-Krúpskaya, han pisado moqueta, gozan de generoso sueldo y disponen de miles de millones para comprar voluntades a base de subvenciones y prebendas a sus amigos para, como dijera Errejón, montar las estructuras sociales paralelas que en el futuro les sirvan; y de Sánchez no hace falta repetir que haría cualquier cosa para seguir en el machito. Pasará todo como tormenta en vaso de agua, a no ser que Sánchez se vuelta tan loco como no parece posible.
Dice la máxima británica: quien se acuesta con perros amanece con pulgas. Sánchez baila con lobos conociendo los riesgos de sus malas pulgas pero eso es lo que tenemos.