Las palabras que pronunció Eduardo Madina en una emisora de radio, la más amistosa con el gobierno, son muy reveladoras de cómo razona y trata de justificar sus contradictorios e incoherentes razonamientos la corriente que actualmente domina en la izquierda hispana. Esa mal llamada socialdemocracia, el sanchismo socialcomunista que en su día consiguió imponerse a aquella corriente más moderada que quiso expulsar a Pedro Sánchez al temer que hiciese exactamente todo lo que está haciendo, tanto mal a su partido y a nuestro país, a hacer mucho más daño del que aquellos podían imaginar.

Eduardo Madina disputó a Sánchez la secretaría general del PSOE en un congreso del año 2.014 junto a un tercer aspirante que parecía actuar de comparsa, J.A. Pérez Tapias, y lo cierto es que cuando Sánchez salió elegido muchos respiraron aliviados por considerarle más moderado que su principal oponente. Probablemente así fuera en un principio y hasta es posible que su comportamiento hubiera sido otro de haber gobernado con mayoría suficiente, pero lo que en realidad parece demostrado es que Sánchez es, además del psicópata narcisista que venimos denunciando hace mucho, un individuo amoral sin más ideología que la de permanecer en el poder a toda costa.

Dijo Madina en la SER, con gran alborozo de la conductora del programa radiofónico, que él también creía que hay que hacer un cordón sanitario a Vox y que el PP se descalificaba si pactaba con lo que él llamó la extrema derecha. Y su argumento -¡que gran tesis!-, fue que “Vox es otra cosa” al parecer porque, siempre según Madina, no cumple con los estándares democráticos.

Vox exhibe argumentos que pueden gustar a unos más que a otros, pero es un partido que acata la Constitución aunque aspire a modificarla junto a otras cosas, que no se ha salido jamás de la legalidad, que cree firmemente en la unidad de España y al que no se le conoce caso alguno de corrupción. Pero para Madina es “otra cosa”.

Lo que a Madina debe parecerle buena cosa es que su partido esté gobernando en coalición con un grupo comunista bolivariano que cuenta entre sus filas con un secretario de estado, Enrique Santiago, que afirma que, de darse las mismas condiciones que en la Rusia de 1.917, indudablemente, iría a Zarzuela y haría lo mismo que Lenin le hizo al Zar, ya saben el qué. Para Madina también es buena cosa establecer pactos con un partido que, en 2.017, protagonizó un intento de golpe de estado y que sigue afirmando “ho tornarem a fer”, lo volveremos a hacer. A Madina le parece cosa razonable que su partido establezca acuerdos, incluso de gobernabilidad como el caso de Navarra, con el partido Bildu que organiza homenajes a los asesinos de ETA cuando salen de la cárcel, el mismo Bildu que defiende a los terroristas que atentaron contra él mismo y le hicieron perder una pierna.

Cabria preguntarle a Madina que, si el PP al pactar con Vox se convierte en extremista de derechas, en qué se ha transformado  el PS o partido sanchista, antes llamado PSOE, al darse la mano con semejantes ejemplares.

Pero esta es la izquierda que gobierna hoy en España, no la izquierda tolerante que un día conocimos, es la misma izquierda en la que milita la ex vicepresidenta, Carmen Calvo, que ha llegado a manifestar sus "dudas acerca de la constitucionalidad (sic) del pacto entre PP y Vox (con más de 3,6 millones de "fascistas" que les votaron en las elecciones generales, bastantes más que Unidas Trinquemos) en Castilla y León" .

Esto es el engendro que ha construido el sanchismo. Este es el monstruo que considera que si todos lo que están a su derecha no se someten y aceptan sumisamente sus preceptos es porque son fascistas y hay que destruirlos.  Y eso es lo que estos elementos entienden por democracia; no creen tener rivales políticos, para ellos solo son enemigos a los que aniquilar.

Si razonan como dictadores, hablan como dictadores y se mueven como dictadores, seguramente serán...