Resulta muy difícil decir algo sobre el resultado de las elecciones, las celebradas ayer mismo, 10 de noviembre, pero sobre todo resulta casi imposible contar nada nuevo u original acerca de un tema que ya han tratado con profusión todos los diarios y sobre el que los periodistas encargados de escribir artículos de opinión han llenado páginas. Hay opiniones diferentes y no todos señalan a los mismos culpables, pero en lo que todos coinciden sin lugar a dudas -independentistas aparte- es en que esto ha sido un desastre. Un apocalipsis que no ha sorprendido a nadie. Por una vez las encuestas iban bastante bien encaminadas. Todas menos una, sí, esa que está en la mente de todos.
Ciudadanos ha sido el gran perdedor en cuanto a número de votos y escaños y Rivera la primera víctima de la debacle. Arduo camino le queda a quien ocupe ahora su puesto, que todos creemos será Inés Arrimadas, no solo por ser la más popular sino también la lideresa más carismática, la que parece tener las ideas más claras y, aunque solo sea por buscar algún inicial golpe de efecto, sería el primer partido actual en colocar a una mujer al frente de su formación política.
Por mucho que pretenda vendernos su primer puesto como una victoria, la cara de Sánchez en su primera comparecencia no podía ocultar el desencanto; es una clara derrota haber perdido escaños, aunque sean pocos, tres, sobre su posición inicial -pero con 800.000 votos menos-, cuando todo había sido un plebiscito, un montaje para poder colocar a su partido en una posición preponderante y a él como el gran paladín de una izquierda triunfante, y todo con la partidista utilización obscena de los medios del estado como la televisión pública o el CIS. Tururú es una palabra que figura en el diccionario, lo juro. Pues tururú, señor Sánchez, lo sabe usted y lo saben todos los que le rodean. O nos lleva a otras elecciones -¡qué horror!- o va usted a tragar carros y carretas con la extrema izquierda y los independentistas. Y si así fuera ¿cuánto tardaría ese gobierno en fracasar y llevarnos a nuevos comicios?
El partido Popular de Casado ha incrementado su número de escaños en una cifra importante pero sigue arrastrándose bastante -quien lo diría no hace mucho- por debajo de los cien escaños, con un Vox que le comió todo lo que él quitó a Ciudadanos, incluso más, y con esa sombra que va a estar ahí mucho tiempo, sus esperanzas de futuro son poco halagüeñas. Las celebraciones del PP tampoco parecieron muy sinceras. Ese fue el único éxito de Pedro Sánchez, que con una actitud que cada vez asusta más a las personas conservadoras, ha conseguido seguir dividiendo a las derechas y hacer que un partido “atrapalotodo” como fuera con anterioridad el Popular se haya partido en varios frentes. Divide et vinces, reza la máxima latina, divide y vencerás, aunque los propios populares llevaban tiempo haciéndose acreedores a que muchos desencantados se les marchasen. Difícil lo tiene también Casado al menos durante un largo periodo.
Unidas Podemos podría sacar tajada de la nueva situación, porque aunque también ha perdido escaños, la nueva debilidad del PSOE le lleva, ya lo ha hecho, a pedir mucho más que antes a un Sánchez noqueado. Pero tampoco tenía Iglesias cara de estar contento en su comparecencia, y no debe estar muy seguro de lograr algo porque sabe que del presidente en funciones disfuncionales se puede esperar cualquier cosa y pocas buenas para nadie. A la espera quedamos todos. Y de lo del errejoniano Más País mejor ni decir nada, “p´a echarse unas risas”, como diría un castizo.
Y no, lamento ser portador de malas noticias para ellos, pero tampoco Vox ha ganado nada y siento ir contra la opinión mayoritaria. Sí, han incrementado mucho su número de escaños, pero si su objetivo era impedir que el socialismo gobernara en España, a la vista está que no lo han alcanzado. Su crecimiento ha sido impulsado en parte por la acción del PSOE y en parte por la omisión e incapacidad de un PP atrapado en las contradicciones de un pasado que, por mucho que sea ajeno a Pablo Casado, les está pasando factura. Pero tampoco debería perder de vista el señor Abascal que los extremos y los populismos nunca han ganado, ni creo que lo hagan, unas elecciones en España. Mírese en el ejemplo de Podemos que no hace mucho tenía 71 escaños y que lenta pero inexorablemente sigue desplomándose y ya aguanta a duras penas con 35.
Los únicos que han sacado tajada han sido -gracias de nuevo señor Sánchez- los separatistas: Bildu ya tiene escaños suficientes para formar Grupo Parlamentario propio, Ezquerra ha bajado pero sus votos han ido a parar al PDeCAT y encima tendremos que soportar a una descerebrada CUP en el Parlamento. Sí, tó p´habernos matao.
Y si alguien considera posible una Gran Coalición entre PSOE y PP que pierda las esperanzas. Desde luego sería una buena idea porque de esa manera ambos tendrían que ceder en bastantes cosas y el resultado podría ser admisible, al menos mucho mejor que lo que en realidad nos espera. Pero ni Sánchez ni Casado parecen dispuestos a ello de ninguna de las maneras. Sánchez siente verdadera repulsión hacia la derecha y algo parecido contra la izquierda le ocurre a Casado quien, además, sabe que una alianza de ese tipo podría acabar con la inmensa mayoría de sus votantes en manos de Vox.
Como dicen muchos comentaristas, estamos como en Italia pero sin ser italianos, ¡porca miseria!