Es tan tediosa, causa tanta fatiga y es tan exasperante la situación política, es tan monótono oír todos los días como nos repiten similares noticias de pactos, no pactos, discusiones, tratos, desencuentros entre partidos y templada de gaitas mientras pasan los meses cobrando sin trabajar sin que la mayoría de un palo al agua, que me voy a tomar un respiro aunque sea breve y por pocos días. Hay mucho que comentar y opinar, creo que todos están dando un espectáculo lamentable pero por ahora el hastío me lleva a tomar este pequeño receso. Mientras, aprovecharé para contarles la curiosa e inverosímil historia de mi amigo de la infancia, Cornelio.

Menudo ejemplar está hecho Cornelio de la Cabra. Él dice que de todo lo que le pasa tuvieron la culpa sus padres, que la cosa empezó con la elección del feo nombre que tuvieron la mala baba de ponerle y que por eso estaba predestinado. Su esposa, Obdulia, ha intentado convencerle para que vaya al juzgado y se cambie ambos, nombre y apellido, pero él es muy terco y no quiere.

Lo de Cornelio es muy lamentable. El caso está en estudio pues no se sabe a ciencia cierta si debe ser puesto en manos de siquiatras o de la fiscalía, que ya está recogiendo y analizando pruebas por si acaso, porque tal vez deba actuar de oficio y poner el asunto en manos de un juez. Un verdadero lio que no sabemos como va a acabar.

Y es que Cornelio lleva sobre sus espaldas muchas lacras. Nadie es perfecto y todos tenemos alguna cosilla, alguna mácula, alguna tara que ocultar, pero da la impresión de que él las acapara todas. Terrible lo de Cornelio.

Cornelio es hombre, Cornelio es blanco, Cornelio es de derechas y para colmo heterosexual. Tremendo, ¿verdad? Les parecerá mentira pero la cosa no queda ahí, y es que Cornelio ¡no ve Gran Hermano! Y dicen algunas malas lenguas, aunque está sin confirmar porque nadie lo ha podido ver que incluso hay veces que, a escondidas, lee libros. Pero nada de buenos libros como “50 sombras de Grey” o cosas así, lo que tendría un pase, lo malo es que lee -dicen, ¿eh?, que Obdulia o no se lo cree o no nos lo quiere contar-  a Ortega y Gasset (a los dos), a Espronceda, a Unamuno y hasta libros de poesía, que hay quien también dice  que leyendo esas mariconadas no será tan machote.

Parece no tener remedio; ayer me llamó su esposa muy preocupada porque piensa que ya está desvariando completamente. Sí, de nuevo no lo podrían ni imaginar pero Obdulia afirma que Cornelio ¡No se ha creído la última encuesta del CIS de Tezanos, que no, que no, que no se lo traga!

Pobre hombre, con lo majo que parecía. Y es que de niño prometía, pero el paso de los años puede hacer estragos en las personas.