Hace exactamente un año que empezamos a ser conscientes de la gravedad del problema que se nos avecinaba y de que un nuevo término, Covid-19, se prestaba a ser el más habitual en nuestras vidas por tiempo indefinido.
Fue entonces cuando en este blog, a pesar de conocer los múltiple errores ya cometidos por un irresponsable y negligente gobierno, nos hicimos el benévolo propósito adoptar una actitud hasta indulgente con el ejecutivo, con el convencimiento de que en tan devastada situación todos debíamos aprestarnos a remar en la misma dirección, ante la cándida ilusión de que nuestros gobernantes, y toda nuestra clase política, se dedicarían en cuerpo y alma a gestionar tan gravísima crisis sanitaria dejando aparcadas las rencillas y los intereses políticos hasta que se solucionase tan ardua problemática, y que todos pensarían prioritariamente en todo aquello que fuese de interés para la ciudadanía. Pronto hubimos de cambiar al advertir nuestro error porque, muy al contrario, el virus no hizo otra cosa que ser utilizado como un elemento más de confrontación, sobre todo por parte del gobierno, que no ha hecho más que pensar en sus intereses políticos mientras continuaba con su actitud perseverante de demolición del estado, en comunión con los socios que con ellos comparten “Consejo de ministros y ministras XXL”
Un gobierno estéril ante la gestión, construido para la propaganda, experto en urdir intrigas políticas y uno de cuyos objetivos prioritarios es la conquista de Madrid, anclados como siguen en rememorar una trágica guerra que terminó hace ochenta y tres años, diseñó una nueva ofensiva estratégica a fin de apoderarse de la capital, que comenzó no con una sino con varias mociones de censura en Murcia, de tan incierta probabilidad de éxito que a la hora en que aquí se escribe no parecen ser sino un rotundo fracaso. Todo ello tras abducir a la líder de Ciudadanos, aprovechando sus muchas incertidumbres, su desesperación ante la agonizante situación de su partido por los muchos errores cometidos con anterioridad, los primeros responsabilidad de Albert Rivera y el último, de Arrimadas, que bien pudiera representar el descalabro definitivo.
A Sánchez, Como (más o menos) escribiera Baltasar de Alcázar, no es la bella Inés sino el jamón y las berenjenas con queso, las cosas que de amor el corazón le tienen preso. A lectores inteligentes no será necesario traducirles los nombres de esos alimentos por Palacio de La Moncloa.
Es evidente que la señora Arrimadas fue embaucada pues, aunque ella pareciera empeñada en que eso llegara a ocurrir, ya que lleva tiempo ofreciéndose a pactar con los mismos a los que después combate agriamente de palabra, y por mucho que ahora todos lo nieguen, han estado tiempo preparando las operaciones bélicas. Así es y a nadie le cabe la menor duda porque existen pruebas.
No es creíble presentar una moción a causa de la presunta corrupción del PP murciano, que ahora no tiene un solo miembro imputado, a la vez unirse al PexSOE en un lugar en donde su Secretario General está imputado por presunta prevaricación, y amancebarse con el PexSOE de los ERE que la propia doña Inés tanto y tantas veces ha criticado.
No se nos puede intentar engañar diciendo que en Madrid no tenían prevista otra operación del mismo carácter cuando ante la desesperada y tardía reacción izquierdista de presentar su propia moción de censura -legalmente imposible-, el Ciudadanita vicepresidente se prestara a unirse de inmediato al contubernio. En Madrid llevaban mucho tiempo sonando tambores de guerra, el matrimonio Ayuso-Aguado estaba indefectiblemente destinado al divorcio y una agobiada, ansiosa y desasosegada Inés Arrimadas resultó presa fácil para unos incapaces y taimados pero astutos intrigantes como Pedro Sánchez, Iván Redondo y todo su corrompido equipo. Que en lugares como en Andalucía y Castilla la Mancha no se hayan prestado a tales manejos solo puede ser a causa de que allí no les salían las cuentas o a que se confirma que, en un partido en descomposición como Ciudadanos, más de uno discrepa con la actitud, con las consignas de su líder y otros, indignados, muestran su enfado por desconocer lo que se cocía; el petardazo murciano lo corrobora todo. Pero el que también sale derrotado es un Pedro Sánchez que no debiera echar la experiencia en saco roto.
La más lista de la clase sigue siendo Isabel Díaz Ayuso -ella sí que podría escribir un manual de resistencia- que llevaba largo tiempo durmiendo con un ojo abierto, el otro cerrado y el decreto de disolución de la Asamblea de Madrid cargado y guardado debajo de la almohada.
Hoy no sale el sol, solo hay dolor/Inés, Inés, Inesita Inés/Hoy no sale el sol, solo hay destrucción/Inés, Inés, Inesita Inés. Canción popular