Las palabras que la diputada Carla Toscano dirigió a la ministra Montero sobre su relación con Pablo Iglesias  fueron totalmente inadecuadas. Lo fueron en si mismas pero también lo fueron porque si acusamos siempre, y con toda razón, a la extrema izquierda de insultar y elevar al máximo sus provocaciones, es un error utilizar ese tipo de ofensas poniéndose a la misma altura de aquellos.

Ciertamente la patulea podemítica y sus afines llevan muchos años injuriando a todos aquellos que no comulgan con sus ideas o no aceptan sus falacias. De modo especial han faltado al respeto a muchas mujeres: recordemos el escrache a Rosa Díaz en un campus universitario en el participó el mismo Pablo Iglesias siendo profesor allí, recordamos el escrache a Soraya Sáenz de Santamaría a la puerta de su domicilio cuando sus hijos estaban dentro, recordamos el escrache a una Begoña Villacís embarazada de ocho meses; tampoco se puede olvidar que la diputada de la asamblea de Madrid, Isa Serra, fue condenada por llamar cocainómana y puta a una policía municipal de Madrid y tampoco podemos ignorar los insultos del macho alfa podemita a la entonces alcaldesa de Madrid, Ana Botella, o los azotes que le hubiera guatado propinar a Mariló Montero. Hay más casos pero no habría suficientes páginas para citarlos todos. Todo un ejemplo de lo que para ellos es el respeto a las mujeres y lo que entienden por feminismo.

A la misma Irene Montero que le hizo gracia aquel comentario de un periodista en un medio afín: “tienes el coño más grande que esta mesa” a la Irene que una vez dijo “los Borbones a los tiburones” y que sus recortes les iban a llegar “con guillotina”, la ofende mucho todo lo que le digan quienes no comparten sus putrefactas ideas.

Claro que la frase de Carla Toscano fue inapropiada, pero que cualquier miembro de la extrema izquierda, que la indocumentada para ser ministra, la soberbia señora Montero, nos hiciera unos pucheritos, que quieren que les diga, a mi solo me parece que pudieron ser de rabia más que de pena.

Lo que da mucha lástima también es que el mismo día de los gimoteos de Irene se dijeran tantas barbaridades en sede parlamentaria sin que nadie pareciera sentirse ofendido. Entre otras burradas está el que Rufián dijera, casi gritando, que las decisiones judiciales sobre el procés fueron obra de jueces fascistas; pero solo parecía que cundía la preocupación por el incidente entra Toscano y Montero.

Es lo que hay... pero basta ya.