Por si había alguna duda de si tendremos o no que ir a nuevas elecciones el próximo 10 de noviembre a cuenta del paripé de los acuerdos que Sánchez simula intentar alcanzar con Iglesias, la reciente imputación de las expresidentas de la Comunidad de Madrid, Aguirre y Cifuentes, ambas del Partido Popular, por sí solas nos despejan cualquier incertidumbre.

Con esto ya tiene la izquierda suficiente dinamita con la que bombardear al PP durante la campaña electoral, elemento esencial para ellos. Por lo pronto ya ha comenzado el ataque con un indecoroso titular en el diario El País: “Esperanza Aguirre, imputada por controlar la caja B del PP madrileño”. Nótese la diferencia en el uso de la proposición, pues no es lo mismo ser acusada “por” que serlo “de”; la falacia consiste en dar por hecho y de antemano algo que se tendrá que demostrar y en descartar, de inicio, la presunción de inocencia que nos asiste a todos. No podemos aventurar el resultado final de estas actuaciones judiciales pero mi impresión personal es que no será fácil condenar a Aguirre y que, además, las acusaciones contra Cifuentes son bastante más inconsistentes. Pero da igual, ya están condenadas mediáticamente y el asunto llenará las paginas de los periódicos en los momentos oportunos, y si  se diera el caso de que dentro de unos años -así de lentas son estas cosas- llegaran a ser absueltas, poca atención recibiría la noticia. No vamos a dudar de la justicia, (casi)nunca recelamos de la probidad de los jueces y no podemos creer que Manuel García Castellón, por otra parte considerado como uno de los jueces conservadores, haya querido influir en la próxima campaña electoral; habrá actuado cuando tocaba hacerlo, pero la realidad es que  ha dejado la pelota botando en el área pequeña a las izquierdas. La absolución del propio Partido Popular en el caso del borrado de los ordenadores, les echa una mano y debería servir para aliviar un poco a la formación conservadora, aunque esos mismos medios de prensa no acepten tal resolución judicial y tal semeja que han considerado la exculpación como una presunta prevaricación judicial ante lo que siguen considerando una “grosera destrucción de pruebas”. Ni siquiera ayudará  mucho a Pablo Casado la reciente acusación de la Guardia Civil al gobierno de Zapatero de elaborar y aprobar un Real Decreto -vaya con los reales Decretos del PSOE- con la intención específica de desviar 31 millones de euros, para supuestamente construir un geriátrico, que presuntamente se acabaron repartiendo los sindicalistas de la UGT de Asturias  liderados por Fernández Villa, personaje clave en el nombramiento de Zapatero como Secretario General de su partido. En este caso sí se atenderá a la presunción de inocencia, la misma presunción que no se va a aplicar a Casado por mucho que sea un recién llegado que intenta desligarse de las sivergonzonadas anteriores, porque el delito de ser pepero, a veces parece imperdonable.

Ciudadanos, a pesar de su coalición con el PP para gobernar, no solo en Madrid sino en otras Autonomías como Andalucía, Castilla y León y Murcia, tampoco desaprovechará  la ocasión para tratar de desacreditar a su rival  en la hegemonía de las derechas y la frase de Rivera ante los micrófonos de que “España suma pero la corrupción resta” para atacar a su socio y a la vez contrincante, no es otra cosa que la misma manera fluctuante de entender la política que ya le empieza a rendir dudosos resultados, dimisiones incluidas. Ellos sabrán pero claro es que Rivera no lee los artículos de este blog en el que más de una vez le hemos advertido de que si llegara a liderar las fuerzas conservadoras, ya le ha ocurrido sin liderarlas, recibirá el mismo trato discriminatorio que quienes las capitanean hoy por hoy. Y es que sus intenciones a veces le despistan y, aunque parezca lo contrario, le llevan a colaborar con sus verdaderos rivales, que son los socialistas mientras éstos sigan comandados por la actual directiva.

Intentamos ser lo más ecuánimes posibles aunque podamos no  parecerlo. Lo que nadie puede refutar es que  la innegable corrupción que ha sido la principal causa de la debacle de los populares, no es una exclusiva del partido liberal-conservador que hoy lidera Casado. Todos los partidos tienen variados casos de corrupción, unos más que otros pero todos tienen, y el Partido Socialista es el que históricamente lidera el ranking por mucho que se rasguen las vestiduras y pretendan erigirse en líderes de la honradez y la limpieza acusando a sus rivales de algo de lo que ellos mismos andan sobrados. Sánchez es casi nuevo en el convento, pero Casado lo es más y menester será reconocer que no recibe el mismo trato. Una supuesta superioridad moral de la izquierda, una mayoría de medios, principalmente televisivos, controlados por ellos y por la mayor parte de “agentes propios permanentes” que han sabido colocar en muchos puntos clave de las instituciones  del estado, intuimos que  puede ser la causa de lo que señalamos.

No debe faltar mucho para que conozcamos la sentencia que más que probablemente condenará a Chaves y Griñán por sus responsabilidades en la trama de corrupción del PSOE andaluz, pero veremos como los casos de las madrileñas Aguirre y Cifuentes sirven de contrapeso perfecto a la hora de ponerse colorados los unos a los otros o viceversa.

¿Existe discriminación a la hora de enjuiciar a unos y a otros? La respuesta parece ser sí; no creemos que todos reciban el mismo trato. Sin ánimo de hacer este artículo demasiado extenso, permítaseme citar solo algunos ejemplos que acreditan y documentan este criterio.

El que fuera Presidente, por el PP, de la Comunidad de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, tuvo que dimitir después de ser inculpado en el llamado caso Pasarelas, puesto a bajar de un burro por toda la izquierda y tras la exigencia de su dimisión por parte de un Ciudadanos revestido en modo justiciero. Finalmente Pedro Antonio terminaría siendo absuelto pero poco o nada se ha hablado ya del asunto.

La ex Senadora del PP por Murcia, Pilar Barreiro, acabó también siendo absuelta de su presunta imputación en el caso Púnica después de tener que pasar al grupo mixto a exigencia de Ciudadanos y ser posteriormente excluida de las listas de su partido por Pablo Casado. Como a  otros en su circunstancia, nadie le pedirá disculpas.

Anticorrupción acabó absolviendo a Ruiz Gallardón en el caso Lezo tras ser objeto un autentico calvario mediático.

Es lo que tiene que en nuestros tiempos haya desaparecido la presunción de inocencia.

¿Cuál puede ser la razón para que el entonces alcalde de Granada, José Torres Hurtado, fuera detenido mientras se aseaba en su domicilio antes de ir a trabajar y para ello se montase una auténtica operación jaula como si de un gran capo de la mafia se tratase, con profusión de medios policiales, cortando previamente  la entrada y la salida de su calle, con toda la prensa previamente avisada para que contemplase un espectáculo que el señor Torres ni se podía imaginar que fuera a ocurrir? Posteriormente, en este caso, la fiscalía denegaría haber intervenido y lo achacó todo a una actuación policial que, cuando menos, resulta extraña.

Algo similar ocurrió con la detención de Rodrigo Rato; impresa en nuestras retinas quedó aquella imagen de cuando era empujado con la mano en la cabeza para entrar en el furgón policial, todo un espectáculo al que, igual que en el caso anterior, la prensa había sido previamente invitada.

Nunca hemos visto la detención similar de ningún personaje de la izquierda.

Que el PP estaba hasta las cejas de corrupción es una verdad innegable y que el ex vicepresidente del mismo partido, Rodrigo Rato, delinquió durante su etapa como presidente de Bankia es un hecho ya constatado por sentencia judicial, pero de que en el asunto de las tarjetas black estuvieron implicados personajes de todos los partidos entonces existentes y de algún sindicato mayoritario, no se habla nunca, tal vez porque la mayoría pertenecían a organizaciones de la izquierda, quizás ovejas descarriadas, que obrarían solo por despiste y sin ánimo de lucro.

¿Sabemos que uno de los condenados por dichoso tema de las tarjetas black es un socialista y padre del Secretario General de Podemos en la Comunidad de Madrid, el  Senador Ramón Espinar? Sí, ese Espinar, el mismo que... ¡mientras aún estudiaba!... recibió, por enchufe de papá Espinar -exalcalde, expresidente de la Asamblea de Madrid y exconsejero de Caja Madrid- un préstamo blando para comprar un piso de protección oficial para después revenderlo y obtener un suculento beneficio sin siquiera haber llegado a ocuparlo. Pero no pasa nada, solo fueron errores de juventud. Sin embargo, lo que a muchos les parece  imperdonable es lo de la nueva Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, a la que  le llevan buscando las vueltas desde que se postuló para el cargo, a cuenta de unos supuestos impagos de su padre en 2.007 a la empresa semipública AvalMadrid. Nada tiene ella que ver en el asunto, lo saben y nadie le podrá reprochar nada, pero la sombra de la duda está sembrada y la perseguirá, al menos mientras esté en política y vinculada al partido en que milita, el PP. Faltaría más.

¿Qué pensaríamos si yo  dijese que Pablo Casado formó parte como edil representante de su partido de la Asamblea General de Caja Madrid contribuyendo así a la politización de la entidad? ¿Y si les dijera que como tal Consejero votó a favor de la ruinosa compra del City National Bank of Florida, o que no se opuso ni a que se engordasen los activos tóxicos de la entidad ni al millonario sueldo de Miguel Blesa?. Si se lo contara no saldrían de su asombro al ver que nadie se lo está echando en cara de forma continuada y que ningún periódico dedique amplios reportajes para desacreditarle. Pues no, no lo hacen porque aunque sea  cierto lo antedicho,  he mentido y es que el protagonista de la historieta no se llama Pablo Casado Blanco sino Pedro Sánchez Pérez-Castejón y ese dato es suficiente para dejar el tema en el cajón y olvidarlo, del mismo modo que no merece la pena mencionar el asunto de la tesis plagiada ni el de que, desde la web oficial de Moncloa, se emitiese una nota afirmando falsamente que el trabajo había sido analizado por “Tunritin y PlagScan" superando ampliamente a la baja los softwares de coincidencia, algo que las propias empresas se encargaron de desmentir.

¿Qué se hubiera dicho si Rajoy hubiera colocado a su señora al frente de una empresa que en parte está financiada por el estado español?

Y qué decir de los casos del PSOE por los que están pendientes de sentencia los señores Chaves y Griñan, que solo “pasaban por allí” cuando tuvieron lugar los mayores casos de corrupción que se han dado en España en cuanto a las cantidades defraudadas; lo que empezó con MercaSevilla, lo que siguió con  los EREs, el caso Edu, los dineros gastados en diversos “puticlús”, etc. etc.…, superando ampliamente lo mucho defraudado en las sinvergonzonerías achacables a los miembros o ex miembros  del PP, en Lezo, Púnica o Gürtel. No, aquellos sumarios no merecen la misma atención de muchos medios.

El hecho cierto de que, tras muchos esfuerzos, la Junta de Andalucía en tiempos del PSOE, lograse apartar a la juez Alaya del caso EREs y se situara en su lugar a Núñez Bolaños, la que fue denunciada por el fiscal jefe de anticorrupción ante el Consejo General del Poder Judicial CGPJ, y sigue siendo investigada, por la paralización y retraso en numerosos expedientes, algunos de los cuales han llegado a prescribir y ahí sigue esta buena señora, esa proeza, no parece escandalizar a casi nadie.

No siquiera los casos de los Pujol merecen la atención que otros tienen.

Decíamos antes que (casi)nunca dudábamos de la probidad de la justica, lo que nos deja algo de margen para pensar que el juez de la Audiencia Nacional, José Ricardo de Prada, tal vez no estuviera muy acertado cuando obligó al expresidente Rajoy a ir a declarar en persona, no aceptando que lo hiciera por videoconferencia como tantas y tantas veces se permitiera a personajes públicos e incluso a delincuentes. Tal parece como si alguien quisiera exponerle al público, condenarle a la exhibición ante periodistas y fotógrafos. El mismo juez de Prada sería quien incluiría una frasecita, una opinión personal, en la sentencia del primer juicio del caso Gürtel, juicio al que Rajoy acudió solo como testigo, expresión que, tal vez, y a criterio de muchos juristas, no debiera haberse admitido en un auto judicial y en la que se cuestionaba la credibilidad del testigo. Y es que, será casualidad, pero tan exitosa locución fue la piedra angular en la que se apoyaría Sánchez para presentar, y ganar, su moción de censura. Sí, la vida está llena de casualidades , como la de que el mismo juez fuese propuesto por el partido morado, nombramiento cedido por el PSOE a Podemos -casi con total seguridad será designado- como miembro del Consejo General del Poder Judicial.

Hemos relatado algunas de las cuestiones que nos han llamado más la atención pero podríamos contar bastantes más del mismo estilo, seríamos capaces de rellenar un libro, una obra de varios tomos tal vez, pero aquí lo vamos a dejar por no seguir aburriendo a nadie.

Comenzábamos preguntándonos si existen o no dos varas de medir la corrupción en España ¿Sí, no? Que cada cual saque sus propias conclusiones.

Dice el proverbio popular que el lobo siempre será malo si solo escuchamos a Caperucita, y nosotros estamos bien servidos de Caperucitas rojas.