Estábamos a finales de abril y faltaban muy pocos días para que tuviéramos que acudir a las urnas, cuando llegó a mis manos  un test por si lo quería responder. Ya sabemos que hoy nuestras manos solo son la continuación de los teléfonos móviles con los que fácilmente nos vemos conectados a internet aun sin pretenderlo.

Este tipo de encuestas tienen la fiabilidad que tienen y su rigor científico puede ser más que dudoso pero, como se suele decir en estos casos, tal vez marquen la  tendencia y sean el reflejo de las ideas que mueven a la sociedad. El caso es que según decía el test, que constaba de bastantes preguntas, al final me indicaría cual era la ideología política a la que más me acercaba y llegaría, incluso, hasta a decirme qué partido político era el más próximo a mi manera de pensar.

Fue la curiosidad la que me indujo a empezar a responder a las cuestiones planteadas y aunque pronto vi decepcionadas mis expectativas,  tuve la paciencia de contestar hasta el final y pude comprobar que el partido que allí resultaba ser el de mi preferencia se parecía poco al que acabé votando, pero sí es cierto que la línea argumental del cuestionario es la que se da por buena en estos tiempos.

Resulta que si uno es partidario de la tauromaquia es de derechas y si es antitaurino es rojete. Con la cantidad de izquierdistas que conozco que no se pierden una corrida y los muchos derechistas que no  han pisado jamás un coso taurino.

Resulta que si eres contrario a la caza eres de izquierdas y si no te importa que exista eres un fachete. Pero sé también de comunistas que salen a cazar los domingos y de franquistas que odian la cinegética. Algo aquí no va bien.

Resulta que no se puede ser republicano y de derechas. Pues vaya.

Resulta que un votante de la derecha solo puede estar en contra del aborto y que uno de izquierdas  solo puede estar a favor.

Resulta que si eres de izquierdas tienes que comulgar con el lenguaje inclusivo, con las miembras y miembros, con las portavozas y los portavoces, con  liberales y liberalas, con socialistas y socialistos, con...

Para qué les voy a contar más. El test me pareció un horror pero lo malo es que en esta contingencia nos movemos todos los días.

Sentí el deseo de repasar mis notas y no encontré nada que indique lo que personajes como Marx, Engels, Bakunin o Kropotkin pensaran de los toros, de la caza, del aborto o del lenguaje inclusivo. No he leído nada que escribieran Adam Smith o Keynes al respecto. He tenido la impresión de que cuando Hegel definió el materialismo dialéctico no citó la “materialisma dialéctica”. Rosa Luxemburgo, gran ideóloga de la izquierda marxista y revolucionaria, no citó nunca en sus obras el feminismo.  Tampoco hemos visto nunca que Gramsci mostrase preocupación alguna  por el ecologismo.

De un modo esquemático podríamos definir al capitalismo  fundamentalmente como una teoría económica y social o  señalar que el anarquismo promueve la colectivización, el marxismo una sociedad sin distinción de clases, el liberalismo la separación de poderes, o que la socialdemocracia es en el fondo un sistema liberal con algo de más poder del estado y mayor atención a los problemas sociales…. Así podríamos seguir citando teorías políticas, incluido el fascismo, y no encontraríamos prácticamente ninguna referencia a lo que parece estar en boga, a las cuestiones  que mi test planteaba.

Pues resulta que de todas estas ideas quien ha tratado de adueñarse es el posmarxismo, que no es más que una revisión del marxismo al que, sin renunciar a la lucha de clases y al concepto de dictadura del proletariado, se le superponen otras ideas conceptuales como la lucha de género, el medio ambiente, el animalismo, el ecologismo  o posturas contra la xenofobia y la homofobia. Algo fácilmente asimilable por todos, ideas con gran parte de las cuales es fácil empatizar, pero que algunos populismos intentan monopolizar para atraer simpatizantes y tal vez ocultar sus verdadera faz.

Un gran defensor del posmarxismo fue Ernesto Laclau, el filósofo argentino cuyas obras son los libros de cabecera de muchos populistas de izquierda en España.

Todo se explica y todo tiene su lógica.