Que los políticos, que las derechas en particular, se peguen tiros en los pies, es algo que ya no sorprende. Sabemos que cuando Feijoo presentó su candidatura a presidente del gobierno solo excluyó de sus contactos a Bildu por razones obvias; que debiera haber excluido también a Junts, o no, es cuestión opinable, pero hablar y escuchar a todos, incluso a aquellos con quienes se está en profundo desacuerdo, nunca está de más en política y quiero creer que el criterio del PP sería el de transmitir la imagen de partido dialogante de que su presidente hace gala. Y aunque algunos de sus posibles interlocutores rehusara reunirse con los populares, eso solo prueba que fueron estos quienes mostraron su verdadera faz radical e intransigente.
El problema no puede ser el hablar de cualquier tema, lo que importa es la firmeza de los principios y nunca llegar a establecer acuerdos lesivos para la gobernabilidad del país. Seguro que Feijoo sabía que jamás podría pactar nada con Puigdemont ni con otros extremismos con los que se reunió, y pretender ahora que aquello significa lo mismo, que es la misma indigna miseria en la que el sanchismo lleva tiempo sumido, no solo es ridículo sino infame por parte de quien lo diga.
Que en una reciente reunión se hablara de la imposibilidad legal de conceder indultos a delincuentes huidos, corruptos, ni juzgados ni arrepentidos, ni con propósito de enmienda que no cumplan ninguna de las condiciones legales para tal medida de gracia, no significa más que la reiteración de que no se está dispuesto a llegar a cometer tamaña ignominia. Pero hacerlo, durante la campaña electoral gallega por muy “off the record” que sea, ante periodistas de cualquier medio, es una metedura de pata inconcebible porque ya sabemos como será aprovechado y tergiversado por la caverna mediática gubernamental y el sanchismo para seguir manipulando y tratar de bajar las expectativas electorales de Alfonso Rueda.
Lo que tampoco parece entendible es que Abascal, que preside un partido cuyos resultados es posible que solo sirvan para restar a las derechas, se sume al coro izquierdista intentando pescar en rio revuelto y pueda llegar a representar el papel de tonto útil que ayude al nacionalismo independentista del BNG a gobernar en Galicia con el inmoral apoyo a que ya nos tiene acostumbrados el PSOE actual.
Pues eso.