No perderemos nada cuando se acabe este año 2.019  ya que no ha supuesto, ni por asomo, el disfrute de los mejores doce meses que los que ya peinamos muchas canas podamos recordar. No ha sido un periodo de tiempo satisfactorio prácticamente en ningún lugar del mundo. En Norteamérica sufren los embates de un botarate maleducado como Trump, en América latina la violencia y los problemas políticos parecen no tener fin, Europa sigue sufriendo diversos extremismos y el Brexit ya es inevitable gracias a otro cabeza loca que responde por el nombre de Boris Johnson. No han faltado los atentados terroristas en más de un lugar, intentos de golpes de estado, guerras, tipos al mando de sus países como como Erdogan, Putin o Bashar al Asad, islamismos radicales varios… en fin, la relación seria interminable pero el caso es que en el panorama internacional la situación no resulta halagüeña ni esperanzadora.

Y en España, pues qué les voy a contar que no sepamos todos. Afortunadamente no sufrimos la violencia de otros lugares, o al menos es muchísimo menor, pero la inestabilidad y todo tipo de inquietudes políticas, han estado presentes de principio a fin. Con un gobierno en funciones permanentemente, con dos elecciones legislativas que por ahora no han resuelto nada, con los mismos presupuestos de 2.018 prorrogados, con un Parlamento prácticamente inactivo casi todo el tiempo y que, por tanto, no pudo ejercer su labor de control al gobierno de los decretos-ley, con la extrema izquierda bolivariana y antieuropeísta presta a entrar en el gobierno si ERC, ¡que manda güevos!, no lo remedia, con un candidato a la investidura humillándose y mendigando el apoyo de independentistas, algunos de ellos delincuentes condenados, de golpistas que quieren desmembrar el país, un estado en el que esos funcionales gobernantes confían en sus enemigos para dar estabilidad a ese estado, ¡que vuelve a mandar lo mismo que antes!

En Europa, claro, cuesta entender lo que aquí sucede, así que hasta la justicia parece indicar que allá ustedes con sus dislates. Tampoco falla aquí el principio de acción y reacción y gracias a las locuras de una izquierda desnortada, era inevitable que creciese un grupo político de derecha radical también remiso ante la idea de Europa y portador de otras ideas drásticas. Con un presidente funcional que comparece lo menos posible -no lo hace ni por plasma-, un presi con una impresionante mochila a cuestas de contradicciones flagrantes en las hemerotecas; frases y vídeos que harían enrojecer de vergüenza al mismísimo capo Pablo Escobar, pero en modo alguno perturban a Sánchez: ¡que me hagan presidente y ríase la gente!

Con el resto de la clase política que tampoco parece inspirar demasiada confianza a nadie; con poca esperanza en el futuro porque lo que pudiera llegar puede ser más peligroso que un mono con los bolsillos llenos de hojas de afeitar, pero con la fe depositada en que el pueblo español sabrá salir con bien de este trance de enajenación política, quiero desear a cualquiera que sea capaz de leer este artículo, a todos los jinetes y amazonas, a pie firme o a caballo, un próspero año 2.020 y que fuerza y la suerte nos acompañen:

¡FELIZ AÑO NUEVO 2020!