Lastra y el conflicto generacional
A doña Adriana Lastra, en su calidad de portavoz del grupo socialista, le toca salir de vez en cuando a dar explicaciones y decir cosas en las que uno llega a dudar si realmente cree o no. Si alguna cualidad la adorna -para bien o para mal- es la lealtad a su jefe de filas y a su partido al que siempre defiende contra viento y marea, con razón o sin ella, aunque en demasiadas ocasiones tenga que utilizar peregrinos argumentos que la dejan muy mal colocada en el ranking de políticos solventes.
La última perla de Lastra fue tratar de descalificar a los antiguos miembros del PSOE que se posicionaron en contra de los pactos urdidos por el presidente Sánchez y su PexSOE con el único fin de mantenerse en el poder aunque para ello tuvieran que pactar con el mismísimo diablo. “Siempre escucho atentamente a nuestros mayores pero ahora nos toca a nosotros. Somos una nueva generación a la que toca dirigir el país y la dirección del partido”. Esas fueron sus palabras. O sea, que: "los viejos a comer sopitas y a callar que ya estáis caducos y esto de la política es cosa de brillantes mentes nuevas". Quizás el ministro de Universidades, Manuel Castells, 78 años -seis más que Rodríguez Ibarra-, a la vista de estas inteligentes apreciaciones debiera plantearse dimitir. Bueno, no, porque Castells es un podemita y la palabra dimitir es uno de esos verbos que los súbditos de Iglesias nunca aprendieron a conjugar en primera persona. Claro que la señora Calvo está también más cerca de los tótems que de ella, la "portavoza", pero debe ser por aquello de que las excepciones son las que confirman la regla.
No han tenido en cuenta ni doña Adriana ni sus mandamases que los viejos dinosaurios de su partido -desconozco si son todos, pero al menos la gran mayoría de ellos se han manifestado en contra de los vergonzosos pactos sanchistas- son más jóvenes, por ejemplo, que el premio Nobel de literatura Vargas Llosa que sigue escribiendo magníficos volúmenes literarios, y que esos por ella denostados siguen todos en la brecha, unos trabajando, otros redactando excelentes textos periodísticos o literarios, participando con brillantez en coloquios y bastantes de ellos pronunciando espléndidas conferencias.
Me temo que no, que Adriana no ha hecho bien en despreciar la experiencia y la sabiduría de sus mayores y la verdad es que tampoco esperábamos mucho más de su entendimiento. Nos viene a la mente aquello de que en la niñez los seres humanos vemos a nuestros padres como si fueran Dioses, pero según vamos creciendo su imagen se nos va desvirtuando hasta llegar a un punto en el que creemos que nuestros progenitores están muy anticuados, que se les ha secado el cerebro y que ahora lo que vale es lo que nosotros pensamos; pero, al final, acabamos lamentando no haber hecho más caso de sus sabios consejos y de su experiencia.
Como dice, a sus 89 años, un brillante periodista de mente privilegiada, José María Carrascal: la alianza de socialistas y comunistas nunca ha funcionado, mejor dicho, ha funcionado para los comunistas, que se los comieron con hoz y martillo pese a ser menos. Debieran leer más a este tipo de articulistas que a otros muchos que prefiero no citar.
No, no todo vale para seguir durmiendo en la Moncloa, porque antes o después puede llegar el llanto. Mateo25:30: Y al siervo inútil, echadlo en la tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes.