Desde hace casi año y medio, o sea desde que gobierna en España el PSOE tras ganar una moción de censura a primeros de junio de 2.019  sin haber obtenido en ningunas elecciones el éxito con margen suficiente para poder gobernar, desde entonces está este partido en campaña electoral continua.  Postureo perpetuo, viernes sociales y finalmente viernes en funciones -propagandísticas-.

Han tenido que ser  los otros cuatro partidos principales, PP, Ciudadanos, Podemos y Vox, quienes denunciaran las maniobras electoralistas del gobierno ante la Junta Electoral Central (JEC) para que ésta haya llamado la atención a todos los Ministros a fin de que no utilicen la rueda de prensa de los viernes, tras el Consejo de Ministros para publicitar al gobierno mientras estamos en vísperas de elecciones. Un toque de atención, una pequeña riña y un ligero tirón de orejas pero sin aplicar sanción alguna, ¡que tampoco es para tanto, caramba! ¡Ah!, y que el jefe de un organismo oficial que debe preservar, o al menos aparentarlo, la neutralidad, porque para eso le pagamos entre todos,  el director del CIS, el mismo que responde por señor Tezanos, haya escrito un artículo pidiendo el voto para el partido en cuyos brazos se cobija y de cuyos pechos se amamanta, no, eso ni siquiera es objeto de reproche para la JEC. Claro, lo que mola, mola.

Pero, carambainas,  para una vez que el gobierno en funciones del señor Sánchez hace algo que me parece impecable cual es la campaña que el ejecutivo pretendía difundir, fundamentalmente mediante vídeos  en defensa del estado español y  su sistema democrático, para desmontar las falacias  vertidas en el extranjero por el independentismo, resulta que la JEC  dice que esta campaña debe retirarse hasta pasadas las elecciones del 10N. Para quien no lo sepa, ante la situación creada en Cataluña tras conocerse las sentencias a los políticos que fueron juzgados y condenados por sedición, -en realidad se hizo antes, previendo la que se venía encima- el gobierno en funciones español promovió esta operación que sobre todo trata de contrarrestar la propaganda contraria que, no solo ahora sino desde hace mucho tiempo, lleva a cabo la Generalidad Catalana utilizando entre otras herramientas a sus más que dudosamente legales embajadas, sin que nadie osara quejarse o haya sabido qué hacer. Iniciativa ejemplar de Sánchez que a nadie antes se le había ocurrido.

No he visto toda la campaña pero sí lo suficiente, y para muestra basta un botón, como para afirmar que es intachable y no he sido capaz de distinguir en ella un solo detalle de partidismo o interés electoralista ¿De qué serviría eso ante un señor de Estocolmo o un ciudadano de Wisconsin? Esta operación solo puede pretender y pretende, hacer ver ante el mundo y ante quien tenga algún interés en saberlo, que España es un país magnífico, pacífico, descentralizado y con un sistema democrático homologado, en el que hay mayores libertades que en muchos otros que presumen de serlo, en el que solo se encarcela a delincuentes y en el que éstos solo responden ante la justicia.

La Junta Electoral parece querer demostrar que es capaz de doblar la cerviz ante el poder legalmente constituido, pero que mucho más puede ceder si quien presenta un recurso es el independentismo, los xenófobos nacionalistas excluyentes que poco a poco, día tras día, van ganando más batallas.

Claro que que lo que mola más, mola más.