La difícil y preocupante situación política que vivimos en España, no es algo que se haya gestado solo durante los siete años que este sucedáneo del PSOE que sufrimos nos gobierna o lo que sea que haga. El intento de pervertir las instituciones: desde la monarquía hasta el CNI, la CNMV, INDRA, el CIS, la SEPI y tantas otras, los ataques constantes a los jueces y a la justicia, a las fuerzas de seguridad, a los medios de comunicación libres no sumisos, a la libertad, a lo que definen como el régimen del 78 o, en fin, al afán por acabar con la democracia, y ese aroma cada vez más parecido a podemismo y bolivarianismo que se percibe en el ambiente, son el resultado de un proceso que comenzó el 11 de marzo de 2004.

Ante la alarmante carencia de dirigentes de suficiente talla intelectual y política (bien sabemos quienes tenemos una provecta edad, la enorme diferencia que hay entre los actuales y aquellos que gestaron la transición); ante esa penuria, entre Patxis, Puchis, Cerdanes, Yolandaguaises, Marisumopongos, coletas varios y Rufianes distinguidos aparece, cual si fuera un gran líder, el llamado Pedro Sánchez Pérez-Castejón, a la sazón presidente del ejecutivo, doctor plagiaris causa, usurpador de urnas y por “solo dos” papeletas en comicios de su propio partido, amnistiador de golpistas, heróico galgo de Paiporta, yerno de sus suegros, marido de su esposa y hermano de su hermano, el líder de un partido al que  gran parte de sus antiguos  dirigentes ya no reconocen. Pero de las hazañas de este individuo volveremos más adelante en este artículo.

Entre las 7.37 y las 7.39 horas de la mañana del jueves 11 de marzo de 2004, el mayor atentado de la historia terrorista de España y el más sangriento de Europa, tuvo lugar al explosionar casi simultáneamente diez bombas en distintos trenes de cercanías de Madrid con el siniestro resultado de 192 fallecidos y 1800 heridos (más un GEO fallecido en otra explosión durante un operativo para la detención de los autores días después).

Mucho se ha escrito sobre este atentado aunque creo que menos de lo que tan graves hechos demandaban, porque pareciera como si un tupido velo se hubiera corrido sobre tan tristes sucesos. Reconozco ser temeroso en cuanto a lo que respecta al manejo del relato por parte de las izquierdas y me parece que si les interesase, sacarían el tema a colación con mucha mayor frecuencia, pero ya vemos que no es así y por algo será. No incidiré mucho sobre el desarrollo de los acontecimientos, algo que ya fue tratado en este blog en agosto de 2018:

(https://elseptimojinete.com/ghost/#/editor/post/5b7debf13bb0130340433635/).

Y lo cierto es que la versión oficial contiene demasiadas lagunas. Ni siquiera se llegaron a conocer los autores intelectuales y el propio juez del caso declaró a la prensa diez años después que, a su juicio, todo fue obra del “alqaedismo”. O sea, que lo tenía tan claro como nosotros: nada de nada. Tras los atentados, las primeras opiniones de todos los líderes señalaron a ETA como responsable aunque pronto empezó a tenerse constancia de que no lo parecía. El Partido Popular cometió la torpeza de seguir aferrándose a esa autoría mientras la izquierda vio una clara oportunidad de sacar provecho y revertir lo que las encuestas señalaban como una clara victoria de los populares en las elecciones previstas para el siguiente domingo, 14 de marzo, solo tres días después de la masacre.

Incomprensible fue el empecinamiento de la derecha en seguir señalando a ETA porque entendemos que hubiera sido mejor intentar desmontar las teorías de la izquierda que señalaban a la “foto de las Azores” con George Bush, Tony Blair y Aznar y a su implicación en la guerra de Irak como la causa de una venganza islamista en los atentados. Tal vez debieran haber seguido explicando que España no intervino en dicha guerra ya que solo envió allí un buque hospital y que, por lo tanto, de ser cierto que fuera por deseo de venganza islamista, quizás hubieran preferido atacar al país del británico Blair cuyas tropas sí intervinieron en el conflicto armado y que España solo envió tropas cuando, más tarde, fue en misión de paz bajo bandera de Naciones Unidas. Claro que también entendemos que hacer entrar en razón a tan obtusa izquierda podría ser misión imposible.

Las torpezas de la derecha y la vileza de las izquierdas llevaron es éstas a montar una gran campaña mediática y, lo más indignante, a rodear y asediar las sedes del PP durante la jornada de reflexión previa a las elecciones, 13 de marzo. El luto más la enorme crispación vivida, junto con esa falta de respeto a la jornada de reflexión eran motivos suficientes para posponerlas (desconozco si ello es legalmente posible pero lo cierto es que hubiera sido muy oportuno). El resultado fue que los terroristas consiguieron lo que que querían, que sus atentados cambiaron el resultado de los comicios que parecía más probable antes de la matanza, que así llegó Rodríguez Zapatero al poder y que así se abrió el camino a la posible demolición del estado español tal como se concibe en su Constitución, que es en lo que parece el PSOE de hoy y sus aliados se afanan.

Alqaeda nunca reivindicó los atentados, algo inédito y extraño. Unos “moritos”, tal y como pretende justificar la versión oficial, no podían disponer de la suficiente, abundante y adecuada logística que los atentados requirieron ni estaban capacitados para su planeamiento, y menos teniendo en cuenta que muchos eran confidentes de la policía. No, no se supo, no se sabe ni, probablemente, sepamos nunca quienes fueron los responsables intelectuales.

Si, como parece, no hubo estructura alguna tras los hechos, ¿qué o quiénes estuvieron detrás de todo y cuál podría ser el objetivo que buscaban? ¿Conspiración de algunos servicios secretos internacionales? Esa es la opinión de don Jaime Mayor Oreja que, desde luego, no es descartable. Que cada cual saque sus propias consecuencias.

¿Podría haber alguna relación entre todo lo que acabamos de relatar y que entre 2006 y 2014 (fecha de la muerte de Hugo Chávez), de modo más o menos discontinuo se produjeran las colaboraciones de miembros de lo que después sería Podemos con el régimen venezolano?

El hecho es que hasta que perdiera las elecciones en diciembre de 2011, Rodríguez Zapatero, según palabras de Ramón Tamames que hago mías, fue un “vivero de maldades”. Casos vergonzosos como el del restaurante El Faisán, la legalización de Batasuna con la ayuda inestimable del entonces Fiscal General Conde Pumpido, la frase dirigida a Pascual Maragall: “todo lo que mandes sobre el estatut será aprobado”, o no levantarse al paso de la bandera norteamericana, fueron algunas de las perlas que nos dejó en herencia. Además de otros muchos otros desatinos, nos aumentó del paro del 11,5  recibido de Aznar hasta el 22,5%, incrementó la deuda externa del 45,3 al 89,6% y nos dejó la economía en ruinas.

Si Zapatero no produjo más dañados fue porque no gobernó más tiempo, pero dejó el terreno bien abonado para que, algunos años después, Pedro Sánchez esté tratando de redondear sus desatinos para completar su obra.

Capítulo aparte merecería la etapa intermedia de Mariano Rajoy que no es objeto de este artículo aunque alguna vez podremos volver a incidir en ella, años en los que siendo cierto que hubo mejorías económicas, estas no fueron todo lo significativas que debieran haber sido habiendo disfrutado de mayoría absoluta y menos dado que solo se preocupó de las finanzas sin  tratar de solucionar otros disparates, quizá dejándolo para una etapa posterior a la que nunca llegó.

Una moción de censura, tan legal como adulterada, llevó a Sánchez a la presidencia del gobierno, a quien muchos consideramos continuador de la obra y desmanes de  Zapatero aunque con con incrementos apreciables.

Con Sánchez pudo creerse, en principio, que llegaba al PSOE un líder moderado, pero pronto se descubrió que era alguien muy diferente a lo esperado tal y como también entendió la Comisión Ejecutiva Federal de su partido que se deshizo de él. Su dimisión y la acción de la gestora que tomó el control del partido nos indicaron que Sánchez traía consigo una escisión de lo que hasta entonces pudiera ser el PSOE, una línea extremista aunque con la particularidad de que contaba con no pocos partidarios entre los miembros y la militancia del partido.

Aunque aun no conocíamos las ayudas económicas que recibía procedentes del negocio de prostitución de su familia política, empezamos a saber con quien nos jugábamos los cuartos al ver como fuera capaz de esconder una urna tras unas cortinas en una votación del Comité Federal o que, nada más alcanzar la presidencia, colocase a su esposa en el Instituto de Empresa y al frente del África Center,  la promocionase como gran fundraiser sin tener experiencia previa alguna, lograse hacerla catedrática por la jeta, o cuando supimos del doctorado fake del propio Sánchez.

Su periplo con el clan del Peugeot con el resultado (por el momento) de la imputación de sus compañeros de viaje y sus posteriores hazañas que hemos ido conociendo: gestión de la pandemia, mascarillas, hidrocarburos, enchufe del hermanísimo, cátedra de Begoña Gómez y demás informes conocidos y muchos más por conocer de la UCO, parecerían llevarnos a la conclusión de que lo que se nos vino encima es una mafia, una trama de corrupción mucho mayor que ninguna otra conocida antes en España.

De haber sido “solo” por lo anterior, Sánchez quizás hubiera mantenido una línea política más socialdemócrata y más moderada, pero cuando se vio en la diatriba de tener que elegir para gobernar entre eso o a lo que se dio en llamar gobierno Frankenstein, es cuando descubrimos al psicópata narcisista amoral sin principios que hizo de la mentira su herramienta de poder y no tuvo el menor inconveniente en añadir a la corrupción económica la prostitución de la política.

No empezó Sánchez su gobierno teniendo demasiada sintonía con José Luis Rodríguez Zapatero, el mejor embajador de la narcodictadura venezolana de Maduro, Diosdado Cabello y Delcy Rodríguez, el sobresaliente negociador con China, pero Zapatero siempre estuvo ahí, bien dispuesto y de modo que ha terminado por ser el asesor áulico del presidente del gobierno.

Zapatero, el poeta de nuevo cuño, el autor de frases tan “ingeniosas” como: “la tierra no es de nadie, la tierra es del viento”, “el universo es infinito…. somos el único sitio… donde se puede leer un libro y donde se puede amar”, cursilerías ridículas que no ocultan la doblez de su espíritu.

No sé qué otros temores además de sentirse asediado por los casos de corrrupción, le quitan el sueño a Sánchez. ¿Le preocupará lo que contengan los informes de Pegasus? Seguro que sí, y que se conozca lo que Marruecos tiene de él también. Cuanto más acorralado por la justicia se ha ido sintiendo Sánchez, su entorno familiar y sus más próximos colaboradores , mayor ha ido siendo la influencia de Zapatero en la política española.

Solo la acción de esa justicia, si la ley logra salir sana y salva de las garras del sanchismo y su trama, si los jueces pueden desactivar tanta ignominia, se podrá evitar que España siga deslizándose por la pendiente del socialismo (o lo que esto sea) actual. Las últimas declaraciones de Sánchez en su televisión amiga acusando directamente de prevaricar a los jueces que llevan los múltiples casos de corrupción que le asolan a él, a su familia  y a su gobierno, la desfachatez de declararse implacable contra la corrupción, la caradura de engolar más si cabe la voz con su triste y falsaria figura para afirmar que convocar elecciones provocaría una parálisis en el pais, frase que dudo que ni siquiera Nicolás Maduro se atreviese a pronunciar, y todo unido al espectáculo bochornoso de un fiscal general a punto de ser procesado sentado junto al Rey en un acto solemne como si no pasara nada, son la muestra evidente de que nuestro sistema legal y nuestra democracia corren elevado riesgo de colapsar si este individuo y toda su cohorte de lameculos, junto a tantos separatistas delincuenciales depravados, sigan rigiendo y arruinando nuestro amado país. Agradecemos la actitud de la mayoría de los jueces, a la presidenta del Tribunal Supremo, doña Isabel Perelló sus magníficas palabras, advirtiendo del peligro, durante el acto de inauguración del año judicial y depositamos nuestra esperanza en que el tribunal de Justicia de la Unión Europea declare nula la ley de amnistía, pero nada es suficiente ante este gobierno con sus tics autoritarios. Los españoles no podemos permanecer impasibles y esperar dos años hasta las próximas elecciones porque cada día que pasa solo es un paso más hasta el abismo