El fiel Borrell. Lealtad o vasallaje.
Poco más de cien días pasados tras de la formación del nuevo gobierno, después de dos ministro/as dimitidos, luego de diferentes rectificaciones y marchas atrás, tras varios y variados aterrizajes forzosos en la llamada “real politik” seguidos de cesiones diversas ante quienes les auparon al poder y sin que faltasen traslados de momias y otras cortinas de humo abundantes, el presidente ha sacado pecho y nos ha contado que todo ha ido muy bien y que aun mejor nos va a ir de aquí a 2.030 que es el horizonte que se ha marcado. Por optimismo que no quede aunque los indicadores económicos empiecen a dar señales de alarma. Y acabamos de conocer que nos quiere entretener con una reforma-trampa de distracción para suprimir algunos, solo algunos, aforamientos.
Tras presentarse como un gobierno chachi piruli, paritario, innovador y con alguna sorpresa sin duda impactante, con ministros y ministras que en algunos casos pudieran parecer del agrado de la mayoría, más de alguna o alguno de tales y el propio jefe del ejecutivo han estado en boca de todos por asuntos de los que a nadie le gustaría tener que tratar. Hace algunos días recibí uno de esos WhatsApp graciosillos que tan en boga están, con la imagen -escafandra incluida- del ministro de ciencia, innovación y universidades, en la que se leía el siguiente texto: Por favor, Pedro…que sea verdad que tú “SÍ” has viajado al espacio. Porque el tema de moda que afecta a todos los partidos en mayor o menor medida, es el de las titulaciones falsas y otras trampas y, de momento al menos, Pedro Duque parece ser uno de los pocos que no han asomado la patita por debajo de la puerta, ni en eso ni en nada.
Pero, sin necesidad de presumir de máster o tesis alguna, si hay un ministro que haya defraudado a la concurrencia, ese se llama Josep Borrell. Le creíamos capaz de aportar cierta sensatez al menos en el tema del catalanismo independentista ejerciendo de contrapeso, sobre todo después de su gran intervención en la manifestación del pasado 8 de octubre en Barcelona; pero luego, tras permanecer casi en absoluto silencio sobre las paparruchadas y negociaciones -intencionales, porque ni se ha negociado ni se podrá negociar nada coherente-, lo que ha terminado ocurriendo es lo que también nos temíamos, y es que ha acabado asumiendo, plenamente, las tesis -dichoso vocablo formulado sin doble intención- de su jefe.
“Dios, qué buen vasallo si oviesse buen señor” reza el verso 20 del Cantar de Mío Cid.
No gritéis como las turbas en el circo romano, a prisión van las personas que dice el juez que tienen que ir decía Borrell, pleno de sensatez, a las gentes que en aquella manifestación gritaban “¡Puigdemont a prisión!” pero ahora se atreve a dudar de la decisión de un juez de la Audiencia Nacional y en una entrevista con la BBC llega a decir: personalmente preferiría que los golpistas presos, que serán juzgados por sedición y rebelión, estuvieran "libres condicionalmente", porque considero que "hay otras formas de velar por que no huyan", y, por si fuera poco, en otro momento de la entrevista llega a decir que Cataluña es una Nación.
Por mucho que en el resto de la conversación parezca adoptar una postura coherente, estas dos afirmaciones no pueden ser otra cosa más que una concesión graciosa, graciable e intencionada a los nacionalistas, como le habrá pedido o quizás ordenado su presidente, para intentar suavizar las relaciones con ellos y “abrir vías de dialogo”, ¡qué pesadez!
El ciudadano Borrell tiene todo el derecho a pensar lo que quiera, pero el ministro Borrell no debe, en modo alguno, dudar del criterio de un poder del estado como es el poder judicial, ni sostener algo que no está contemplado en la Constitución. Y me atrevería a decir que, a buen seguro, ni siquiera se cree lo que ha dicho.
Y si no fuera tan grave lo que también ha afirmado sobre las bombas vendidas a Arabia Saudí para justificar una de las rectificaciones varias a las que antes aludíamos, sería para echarse a reír. A falta de una coartada válida y enmendando a su colega del ministerio de Defensa, ha pretendido colarnos algo así como que estas son unas bombas que solo matan a los malos. Y nosotros que, hasta ahora y pese a todo, les presuponíamos una cierta talla intelectual.
Ya que hemos empezado a hablar del tema de esa parte minoritaria que son los independentistas catalanes, sobreponiéndonos a tanto hastío permítanme cambiar de objetivo y reproducir lo que dicta el articulo 155, apartado 1, de nuestra Carta Magna:
Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general.
¿Alguien acaba de leer que sea necesario que se cometa un delito de sedición o de rebelión para que se pueda aplicar el artículo 155? ¿No creen que estos nazis están atentando gravemente contra el interés general de España?
Lo que nos queda por ver y lo que puede ocurrir cuando frívolos irresponsables están al mando de la nave.